VATICANO - El Papa Benedicto XVI lanza en la audiencia General de miércoles un llamamiento para la Jornada mundial de lucha contra la tuberculosis y tiene una meditación sobre "Los Apóstoles, testigos y enviados de Cristo"

miércoles, 22 marzo 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Pasado mañana, 24 de marzo, se celebra la Jornada mundial, promovida por las Naciones Unidas, de la lucha contra la Tuberculosis. Esta es una ocasión propicia para solicitar un renovado compromiso para que se pongan a disposición los recursos necesarios para curar a los enfermos de esta patología que con frecuencia viven en situaciones de grande pobreza. Animo las iniciativas de asistencia y de solidaridad a favor de los pacientes que tienen necesidad de ser ayudados a vivir con dignidad su condición". Es el llamamiento por la lucha contra la tuberculosis que el Santo Padre, Benedicto XVI, ha dirigido hoy, 22 de marzo, durante la audiencia General en la Plaza de San Pedro.
En el curso de la audiencia el Papa ha realizado una meditación sobre "Los Apóstoles, testigos y enviados de Cristo". "La Carta a los Efesios" ha dicho el Santo Padre “nos presenta a la Iglesia como un edificio construido «sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo» (2,20). En el Apocalipsis, el papel de los apóstoles, y más específicamente el de los Doce, es aclarado con la perspectiva escatológica de la Jerusalén celeste, presentada como una ciudad cuya muralla «se asienta sobre doce piedras, que llevan los nombres de los doce apóstoles del Cordero» (21, 14)”.
El Papa Benedicto XVI recuerda la llamada de los primeros Apóstoles: "Los Evangelios coinciden en narrar que la llamada de los apóstoles marcó los primeros pasos del ministerio de Jesús, tras el bautismo recibido por el Batutita en las aguas del Jordán. Según la narración de Marcos (1, 16-20) y de Mateo (4, 18-22), el escenario de la llamada de los primeros apóstoles es el lago de Galilea. Jesús, acaba de comenzar la predicación del Reino de Dios, cuando su mirada se dirige a dos parejas de hermanos: Simón y Andrés, Santiago y Juan. Son pescadores, dedicados a su trabajo cotidiano. Echan las redes, las reparan. Pero les espera otra pesca. Jesús les llama con decisión y ellos le siguen con prontitud: a partir de ahora serán «pescadores de hombres»”.
La narración evangélicoa afirma el Santo Padre "muestra el camino de fe de los primeros discípulos, precisando que la invitación al seguimiento les llega después de haber escuchado la primera predicación de Jesús, y después de haber experimentado sus primeros signos prodigiosos. En particular, la pesca milagrosa constituye el contexto inmediato y ofrece el símbolo de la misión de pescadores de hombres que se les confío. El destino de estos «llamados», a partir de ahora, quedará íntimamente ligado al de Jesús. El apóstol es un enviado, pero antes aún es un «experto» de Jesús”. (L.M) (Agencia Fides 22/3/2006 Líneas: 35 Palabras: 480)


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