ASIA/JAPON - "¿Hacia dónde va la Iglesia japonesa en los próximos 25 años?”: una investigación sobre el futuro y sobre los desafíos de la comunidad católica de Japón apunta al protagonismo de los laicos

jueves, 2 marzo 2006

Tokio (Agencia Fides) - "¿Hacía dónde va la Iglesia japonesa en los próximos 25 años? ¿Cuáles serán los principales desafíos que tendrá que afrontar? ¿Cuáles serán las prioridades para la evangelización?”: a estas preguntas trata de responder una investigación publicada en "Japan Catholic News", órgano de información de la Conferencia Episcopal del Japón que, desde hace poco a cambiado su publicación de realizarlo en papel a realizarlo en Internet en la sitio www.cbcj.catholic.jp.
Según las cifras del instituto Nacional de Investigación sobre la Población, en los próximos 25 años la población japonesa sufrirá una disminución y las proyecciones pasan de los cerca de 127 millones de habitantes en el 2006 a 117 millones en el 2030, con una disminución del 8% debido a una disminución en la tasa de natalidad. Se prevé también el crecimiento de la edad media y las personas por encima de los 65 años constituirán el 30% de la población japonesa. También la estructura de la familia está sufriendo fuertes cambios, con un aumento de divorcios y familias compuestas sólo por la pareja, mientras que aumenta el porcentaje de emigrantes domiciliados en el país del Sol Levante.
Por lo que concierne a las cifras de la Iglesia católica, la investigación señala que el número de fieles, en la última década, ha permanecido más o menos estable, alrededor de 450.000 personas. Pero hoy se registra una disminución de bautismos sobre una base anual (de 5.000 a 3.000) y por lo tanto, realizando una proyección para el futuro, la consistencia numérica de la comunidad católica amenaza con la disminución.
La investigación ofrece después las opiniones de Obispos, sacerdotes, teólogos, laicos, que han expresado la dirección en la que se debe trabajar en los próximos años. Mons. Kikuchi Isao, Obispo de Niigata "espera un tiempo en el que una positiva división entre obispos, clero y laicos pueda ayudar a la comunidad a afrontar los desafíos que presenta hoy la sociedad. Para ello, es necesario una renovación de la mentalidad de los sacerdotes y religiosos en cuanto a su papel en la pastoral y en la evangelización, dando mayor espacio a la labor de los laicos”.
El P. Takabatake Masayuki, de la diócesis de Hiroshima, concuerda: "Quisiera que diócesis y parroquias facilitaran e incentivaran el servicio pastoral del laicado: sería una buen inversión para el futuro."
Sor Anna Alvrado, de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción, indica: "Trabajamos por una Iglesia que se muestre activa y presente en todos los sectores de la sociedad. Con la contribución no sólo de la jerarquía o del clero sino de todos los fieles, que sientan su responsabilidad". También otra religiosa, Sor Hara Keiko, desea una comunidad en la que "los laicos se conviertan en auténticos misioneros. Gracias a una formación teológica que podría ser adquirida quizá con cursos específicos realizados en los seminarios. Pienso en un laicado bien instruido y preparado para la evangelización."
La Iglesia necesita renovar su rostro y "enriquecerse saliendo al encuentro de todos los hombres, de los inmigrantes, aumentando el diálogo con todos los sectores de la sociedad y con las otras comunidades religiosas", dice Yakushinji Ayano, laico de la diócesis de Fukukoa. También según Mitou Shouji, de la diócesis de Hiroshima, "la Iglesia debería dar cada vez más espacio y atención a los jóvenes."
El Jesuita P. Kawamura Shinzo, teólogo e historiador, insisten sobre la necesidad de "apostar más sobre la calidad de los fieles, que en la cantidad", notando que, "aunque continuara la tendencia a la decadencia numérica, es importante que los miembros de la comunidad sean cristianos con buena formación espiritual y preparación cultural, capaces de un auténtico testimonio cristiano en todos los ámbitos de la vida". El Jesuita aprecia iniciativas "transversales a diócesis, parroquias, movimientos, y acontecimientos como la Jornada Mundial de la Juventud, muy importante para superar barreras y fronteras nacionales", que pueden permitir a la comunidad, sobre todo a los jóvenes, crecer en la fe.
"Ésta es una época muy difícil, pero ciertamente el Espíritu Santo nos guiará", concluye la investigación. (Agencia Fides 02/03/2006 Líneas: 54 palabras: 705)


Compartir: