ASIAVIETNAM - Los peregrinos vuelven al santuario de La Vang para “clamar” a María

martes, 23 mayo 2023 devoción mariana   fe   peregrinaciones  

Hue (Agencia Fides) – “No pierdas ahora la ocasión de peregrinar con tu familia o tu comunidad. Es tiempo de rezar en familia. Venid a visitar y rezar a Nuestra Señora de La Vang”: las agencias que organizan peregrinaciones y excursiones a lugares católicos de Vietnam han recuperado fuerzas e iniciativa. Especialmente en el mes de mayo, consagrado a la Virgen María, se multiplican las propuestas para que familias, asociaciones, parroquias y comunidades, tanto de Vietnam como del extranjero, visiten el santuario de Nuestra Señora de La Vang, en la diócesis de Hue, en el centro de Vietnam, donde la Virgen se apareció a finales del siglo XVIII. Los operadores turísticos proponen también visitas a la catedral de Phu Cam, en Hue, y al monasterio de Thien An, encaramado en una frondosa colina; pero lo más destacado es el viaje al santuario de Nuestra Señora de La Vang, importante centro de peregrinación mariana, en todo el país, para los fieles vietnamitas.
Los peregrinos acuden en pequeños grupos, en familias o en comunidades más numerosas, organizadas y dirigidas por sacerdotes. Los devotos que vienen de las diferentes diócesis del país están felices de poder expresar su afecto a la Virgen María y pedir gracias por su intercesión, después de un tiempo en que, debido a las restricciones causadas por la pandemia, los viajes se suspendieron o enrarecieron. "Estamos felices de haber visitado a nuestra madre celestial. Nuestros corazones rebosan de alegría", han declarado los peregrinos de Hanoi.
En el propio santuario, la agencia de viajes "Lavang travel" ha reanudado sus fervorosas actividades con el fin de organizar a las multitudes para que asistan a la misa de las 5 de la mañana entre semana, en el nuevo santuario (que se terminó de construir en 2022) o a la que se celebra por la tarde, a las 7 de la tarde. Los domingos, la eucaristía se celebra a las 6 de la mañana y luego a las 3 de la tarde, para dar la oportunidad de participar, sólo por un día, a quienes vienen de los lugares más cercanos.
En mayo han llegado muchos grupos del extranjero, de países asiáticos pero también de Australia y Estados Unidos, donde hay grandes comunidades de vietnamitas en la diáspora. Entre ellos cabe destacar la comunidad dirigida por el padre George Packiasamy, párroco de la iglesia de Santo Tomás Apóstol de la ciudad de Kuantan (Malasia). "Abramos los ojos de nuestros corazones, elevemos nuestra mirada a Dios con fe, llevemos nuestras dificultades y trabajos a los pies de Nuestra Señora, recordando la historia de La Vang", ha dicho el sacerdote.
El párroco lo cuenta así: "La aparición de Nuestra Señora comenzó con un grupo de católicos perseguidos que se escondían de la opresión, las privaciones y el sufrimiento en la selva tropical de La Vang en 1785. Cada atardecer, se reunían bajo un árbol para rezar el Rosario. En 1798, tras años de devota oración, Nuestra Señora con el Niño Jesús en brazos, vestida con ropas tradicionales vietnamitas y con dos ángeles a su lado, se les apareció en las ramas de un árbol".
"Durante la aparición -continúa-, la Virgen les dijo que era consciente de sus sufrimientos y enfermedades. Les dijo que recogieran hojas que crecían cerca y que con ellas hicieran una infusión para curarse. Así sucedió. La noticia de este milagro se difundió entre la gente de la zona y muchos se convirtieron al catolicismo".
En honor a Nuestra Señora de La Vang, los fieles construyeron una capilla en 1820. El Papa Juan XXIII elevó la iglesia de Nuestra Señora de La Vang al rango de basílica menor el 22 de agosto de 1961 y, posteriormente, el Papa Juan Pablo II la reconoció como
"Como católicos, elevamos nuestros ojos a María en nuestra peregrinación terrena. Rezamos para que Ella asista a todos sus hijos, cualquiera que sea su condición, para que encuentren en Cristo el camino, la verdad y la vida", afirma el padre George Packiasamy. El sacerdote recuerda que "la palabra 'La Vang' procede de un término vietnamita que significa 'clamar'. En nuestra devoción a la Virgen, podemos encontrar consuelo, ayuda y valor cuando 'clamamos' al Padre por nuestras necesidades, como dicen los salmos, y pedimos gracias con fe y de todo corazón. Todavía hoy clamamos a nuestra Madre, con el rezo del Rosario, poniendo en sus manos nuestras angustias y miserias durante este mes del Rosario. Ella, dispensadora de gracias, nos ayudará", concluye.
(PA) (Agencia Fides 23/5/2023)


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