ÁFRICA/NÍGER - Pastores de ovejas en el desierto: el testimonio de los misioneros en el Sahel

miércoles, 5 octubre 2022

SMA

Dosso (Agencia Fides) - Desde hace poco más de diez años la población del Sahel vive una situación extremadamente delicada debido a la presencia de movimientos radicales cercanos a Al Qaeda que han creado una gran inseguridad y miedo en toda la zona. En la actualidad hay varios cientos de miles de desplazados en Níger que han tenido que abandonar sus hogares, campos y pueblos para refugiarse en los barrios marginales de varias ciudades. El miedo y la desconfianza han hecho su aparición en la sociedad y existe una gran incertidumbre entre las pequeñas comunidades cristianas de este país musulmán.
Los misioneros no pueden entrar en la ciudad por razones de seguridad, visitar las comunidades cristianas dispersas, que comenzaron su andadura hace unos años y de las que no se sabe nada, si siguen reuniéndose, si rezan, si siguen vivas.
“Los misioneros occidentales no podemos salir de los países en los que vivimos sin que nos acompañe una escolta de policías armados en sus coches, sin ninguna discreción”, cuenta desde Dosso el padre Rafael Casamayor, sacerdote de la Sociedad de Misiones Africanas.
“El año pasado -cuenta el misionero- vino a visitarme Sanni, catequista y enfermero de una pequeña ciudad fronteriza con Nigeria, muy conocido y querido por la gente de Farwel, a unos cien kilómetros de Dosso. Todos los domingos reúne a su pequeña comunidad. Me contó largamente su experiencia religiosa y su conversión para la que tuvo que pasar por todo tipo de humillaciones, desprecios de vecinos y familiares hasta llegar a un estado de pobreza y abandono total.
Gracias a las frecuentes visitas del entonces sacerdote presente en Dosso, que le explicaba los fundamentos de nuestra fe hasta el bautismo, su vida fue cambiando poco a poco, al igual que la actitud de sus vecinos hacia él. Sanni ha recuperado su trabajo y una vida normal, e incluso un poco más de respeto y consideración por parte de su familia. Hoy parece ser una persona muy querida y apreciada en el pueblo, su condición de enfermero y su espíritu de servicio le ayudan a ello”.
“El catequista un día me dijo: ‘Padre, hoy no puede venir a nuestros pueblos. La situación se ha vuelto muy complicada. Todos los días vemos a jóvenes en enormes motocicletas que van y vienen de Nigeria, yihadistas, cargas de drogas y quién sabe qué más. Lo que podemos hacer es ponernos en contacto con los pueblos y la gente que hemos conocido, hablar con ellos, ver la situación en la que se encuentran y concertar una cita con los que podrían unirse a nosotros. Por ahora, si el sacerdote no puede venir a nuestros países, podemos venir nosotros a estar con él, compartir nuestra fe y ver juntos qué podemos hacer para el futuro’”.
(AP/RC) (Agencia Fides 5/10/2022)


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