ASIA/PAKISTÁN - Los obispos: las inundaciones se llevaron las casas pero no la fe

jueves, 22 septiembre 2022 cambios climáticos   desastres naturales   solidaridad   cáritas   caridad   ayuda humanitaria  

Kachhi Community Development Association

Karachi (Agencia Fides) - Los obispos paquistaníes de las tres diócesis más afectadas por las recientes inundaciones que han causado grandes daños en el país, afirman que “las inundaciones han destruido las casas pero no han barrido la fe de los católicos, que están sufriendo en medio de la crisis”. Hace unos días, en un foro de medios de comunicación, seguido por la Agencia Fides, el arzobispo de Karachi, Benny Travas, el obispo de Hyderabad, Samson Shukardin (dos ciudades de la provincia de Sinh) y el obispo de Quetta (capital de la provincia de Beluchistán), Khalid Rehmat OFM Cap, afirmaron que “la gente sigue dependiendo de la ayuda internacional, pero muestran una gran generosidad y la solidaridad es conmovedora e induce a mucha esperanza”.
Los obispos de Pakistán renuevan su llamamiento para que la comunidad local e internacional preste más apoyo a los afectados por las inundaciones. Las necesidades indicadas son alimentos, medicamentos, kits de higiene, mosquiteras, mantas, ropa, tiendas de campaña y agua potable, todos ellos materiales de ayuda inmediata.
Una vez que las aguas se hayan retirado, se pondrá en marcha la segunda fase de la ayuda, con medidas para rehabilitar los medios de subsistencia, especialmente la agricultura, reconstruir las viviendas y restaurar las infraestructuras y las escuelas.
“Hoy el escenario sigue siendo preocupante y doloroso. Sin embargo, los afectados se aferran al instinto de supervivencia y también a la fuerza espiritual interior que siempre conduce a las personas hacia la vida, y las lleva a tener esperanza en el futuro”, dice el arzobispo Travas, alabando la forma en que la gente común de diferentes ámbitos de la vida muestra empatía y generosidad hacia los extraños.
La solidaridad llega a través de pequeños gestos: los profesores y todo el personal de las escuelas católicas de la archidiócesis de Karachi han donado el salario de un día para los esfuerzos de ayuda organizados por la Iglesia, explica. Y personas de diferentes ámbitos se acercan a donar su tiempo y energía como voluntarios en la asistencia humanitaria, señala. “Al ver las dificultades y la lucha por sobrevivir, puede parecer que todo es desesperante o que la gente experimenta sequedad espiritual. En cambio, podemos decir que la gente, en esta crisis, está mostrando una profunda fe en Dios, creyendo en la Providencia y encontrando en Dios la roca para seguir adelante y mirar al futuro”, concluye Mons. Travas.
El obispo Shukardin de Hyderabad está de acuerdo y reitera que “a pesar de los retos a los que se enfrenta la gente, la espiritualidad y la fe están muy vivas. Los católicos están ayudando a todo el mundo, tanto a los cristianos como a los musulmanes, tendiendo la mano a todos los que necesitan ayuda en estos tiempos difíciles”, afirma, señalando el agradecimiento que se está produciendo en la sociedad hacia la Iglesia católica por la ayuda prestada. De hecho, con el 95% de los trabajadores agrícolas en estado de crisis, los agricultores necesitarán nuevas semillas y plantas frescas para cultivar después de que las aguas de la inundación se retiren, y Cáritas está organizando programas de intervención también en ese sentido.
En la diócesis de Hyderabad, dice el obispo, los más afectados son las mujeres y los niños que reciben atención sanitaria en el hospital católico de Santa Isabel y en varios centros de salud abiertos por la diócesis en el territorio.
En Beluchistán, la vida ya estaba marcada por problemas como la pobreza, el terrorismo, la inestabilidad política y el desempleo. Ahora las catástrofes naturales agravan la indigencia, pero “nuestra gente puede ser pobre a nivel material, pero tiene una fe fuerte, que genera valor y esperanza incluso en estos tiempos difíciles”, señala el obispo Khalid Rehmat OFM Cap, vicario apostólico de Quetta. El prelado dice que, al acercarse el invierno, los desplazados pronto necesitarán ropa de abrigo, mantas y tiendas de campaña, ya que “muchos están durmiendo en lugares abiertos y a lo largo de las carreteras, porque sus casas están destruidas”.
Con el apoyo y la organización de Cáritas Pakistán, continúan las operaciones de ayuda en las distintas diócesis, en las que trabajan intensamente voluntarios, sacerdotes, religiosas, comunidades y asociaciones eclesiásticas.
Según una estimación de Naciones Unidas, hasta el 20 de septiembre, más de 30 millones de personas estaban desplazadas por la catástrofe que se cobró 1.500 vidas, entre ellas 552 niños. Más de 600.000 personas se han refugiado en campamentos de socorro, creados y mantenidos por diversos organismos de ayuda nacionales e internacionales.
Mientras la provincia meridional de Sindh sigue inundada - y los expertos advierten de que las aguas podrían tardar seis meses en retirarse -, se teme que las enfermedades y epidemias puedan extenderse, generando una emergencia sanitaria.
(PA_SD) (Agencia Fides 22/9/2022)


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