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Yanonge (Agencia Fides) – “Marthe nos representa a todos, como Iglesia que busca el rostro del Señor”, escribe el P. Vittorio Farronato, de la República Democrática del Congo, refiriéndose a la primera chica que se ha consagrado como religiosa en el pueblo de Yanonge, después de 120 años de evangelización.
“Mirando el rostro del Señor -continúa el misionero comboniano-, en sus ojos vemos como en un espejo a las personas que Él ama, y nos volvemos hacia las personas del mundo para mirarlas con sus ojos, y traducir su cuidado, y hablar del valor de cada vida”.
El P. Farronato da testimonio de la actividad misionera llevada a cabo este año, relatando la vida del pueblo. “Este año hemos concluido el ciclo de bautismo: entre el centro y las aldeas había unos 150, la mayoría adolescentes de entre 12 y 17 años, que han hecho los tres años de catecumenado. Intento inventar nuevas formas, a veces pequeñas escenas teatrales, narraciones de historias bíblicas en las que hay un niño/adolescente en el que se pueden reconocer. Compré una pequeña fotocopiadora en color, estampé muchos dibujos de estilo africano para fotocopiar folletos para todos los pueblos. Ahora nos estamos organizando para recuperar a muchos jóvenes abandonados a su suerte, tenemos una buena cooperación de los laicos locales. Les acompañamos en su formación. Con nosotros está un joven misionero congoleño, el P. Biangbali Abaingu Blaise, y ha llegado un nuevo miembro a la comunidad, el H. Romero Arias Hernán, de Perú, médico con muchos años de experiencia entre el Congo y Sudán”.
“El cambio climático también se deja sentir aquí, con lluvias irregulares y un calor exagerado – añade -. Una organización de la Unión Europea ha establecido una base en Yanonge para proteger el bosque, mejorar la agricultura tradicional, promover la agricultura a pequeña escala y valorizar los árboles mediante la venta de un producto semi elaborado. En la misión también estamos llevando a cabo no pocas iniciativas: siete grandes estanques de peces donde antes había matorrales y pantanos; hemos plantado un bosque de acacias, cientos de cítricos, mil árboles forestales, café, cacao, árboles frutales y mucho más”. El misionero explica que no hay trabajo asalariado en el país, “aparte de unos pocos profesores y funcionarios, hay poco dinero circulando. Hace un año, iniciamos la formación y la experiencia en apicultura, en el bosque de acacias que plantamos. Aquí las colmenas tienen forma africana. Las primeras seis casas están llenas de abejas trabajando; ahora queremos poner otras seis casas, quizás para llegar a 30. El organismo de la UE nos acompaña en la formación técnica; con la gente hemos creado una asociación reconocida por el Estado. En el futuro esperamos poner una oficina para vender tarros de miel de Yanonge. Decía a unos amigos: una organización hace proyectos con la fuerza de los dólares; la Iglesia hace obras de misericordia con la fuerza de la solidaridad. En la escuela de Jesús conocemos el valor de cada persona, conocemos el cuidado del Padre, intentamos contarlo con las manos, explicarlo con la palabra, celebrarlo en la liturgia”.
El P. Ferronato dice para concluir “la vida nos lima a todos y luego, entre Covid y Ucrania, todo se complica, estamos inquietos por el futuro. A veces vamos contra el viento, pero es un servicio profético, no sólo de optimismo sino de esperanza”.
(AP) (Agencia Fides 16/7/2022)
