VATICANO - En la Jornada por la Vida, el Papa Benedicto XVI recuerda en el ángelus que " la cultura de la vida se basa, de hecho, en la atención a los demás, sin exclusiones o discriminaciones. Toda vida humana, en cuanto tal, merece y exige ser defendida y promovida siempre”

lunes, 6 febrero 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En la Jornada por la Vida, promovida por la Iglesia italiana y celebrada el primer domingo del mes de febrero, el Santo Padre Benedicto XVI ha dedicado su discurso antes del rezo del ángelus, a esta "preciosa ocasión de oración y reflexión sobre los temas de la defensa y promoción de la vida humana". Saludando a los numerosos fieles laicos que trabajan en este campo, presentes en la plaza de San Pedro, algunos de los cuales están comprometidos en el Movimiento por la Vida, el Santo Padre ha renovado su aprecio "por la labor que desarrollan, que realizan para que la vida siempre sea acogida como don y acompañada con amor".
El Papa Benedicto XVI ha invitado después a meditar sobre el mensaje de los Obispos italianos para la circunstancia, que tiene por tema "Respetar la vida", y ha recordado la "constante atención" del Papa Juan Pablo II por estas problemáticas, expresa en particular con la encíclica "Evangelium vitae": " mi venerado predecesor confirmó en varias ocasiones que la vida humana es un valor primario que hay que reconocer, y que el Evangelio invita a respetar siempre”. Después el Papa Benedicto XVI recordó de nuevo "la importancia del servicio de la caridad en el apoyo y promoción de la vida humana" a la luz de su Encíclica "Deus Caritas est": " incluso antes de emprender iniciativas operativas, es fundamental promover una adecuada actitud hacia el otro: la cultura de la vida se basa, de hecho, en la atención a los demás, sin exclusiones o discriminaciones. Toda vida humana, en cuanto tal, merece y exige ser defendida y promovida siempre. Sabemos bien que esta verdad corre el riesgo de ser contradicha con frecuencia por el difundido hedonismo en las así llamadas sociedades del bienestar: la vida es exaltada mientras es agradable, pero se tiende a dejar de respetarla cuando está enferma o experimenta algún tipo de discapacidad".
El Santo Padre ha confiado después a la Virgen Maria a "las mujeres en espera de un hijo, las familias, los agentes sanitarios y a los voluntarios que se comprometen de diferentes maneras en el servicio a la vida y, en particular, por las personas que se encuentran en situaciones de mayor dificultad". (S.L) (Agencia Fides 6/2/2006 - Líneas: Palabras:


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