VATICANO - Exhortación del Papa Benedicto XVI a los religiosos y religiosas en la Jornada de la vida consagrada: "Como antorchas encendidas, irradiad siempre y en todo lugar el amor de Cristo, luz del mundo"

viernes, 3 febrero 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Que el Señor renueve cada día en vosotros y en todas las personas consagradas la respuesta alegre a su amor gratuito y fiel. Como antorchas encendidas, irradiad siempre y en todo lugar el amor de Cristo, luz del mundo. Maria Santísima, la Mujer consagrada, os ayude a vivir plenamente esta vuestra especial vocación y misión en la Iglesia para la salvación del mundo". Ha sido la exhortación conclusiva del Santo Padre Benedicto XVI dirigida a los religiosos y religiosas que llenaron la tarde del 2 de febrero la Basílica de San Pedro con motivo de la Fiesta de la Presentación del Señor en el templo y la X Jornada de la Vida Consagrada. Junto al Santo Padre Benedicto XVI concelebraron Su Exc. Mons. Franc Rodé, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, el Secretario Su Exc. Mons. Piergiorgio Silvano Nesti, el sub-secretario Mons. Vincenzo Bertolone, directores de los Dicasterios, presbiterios miembros del Consejo Directivo de la Unión de Superiores Generales. La Santa Misa estuvo precedida por la bendición de las candelas y la procesión de la luz.
En la homilía el Santo Padre recordó como en la fiesta de la Presentación en el templo de Jesús "estamos en presencia de un misterio, sencillo y solemne al mismo tiempo, en el que la santa Iglesia celebra a Cristo, el Consagrado del Padre, primogénito de la nueva humanidad". Comentando las lecturas proclamadas poco antes, el Papa Benedicto XVI puso en evidencia "el gran deseo que animaba la espera de parte del pueblo hebreo a lo largo de los siglos" y la presentación de Cristo, "el mediador que une a Dios y el hombre aboliendo las distancias, eliminando toda división y derribando todo muro de separación". El texto evangélico muestra luego a Maria ofreciendo al Hijo: "una oferta incondicional que le afecta en primera persona… Ella misma, tendrá que ser traspasada, en su alma inmaculada, por una espada de dolor, mostrando así que su papel en la historia de la salvación no se agota en el misterio de la encarnación, sino que se completa en la amorosa y dolorosa participación en la muerte y resurrección de su Hijo. Al llevar a su Hijo a Jerusalén, la Virgen Madre lo ofrece a Dios como verdadero Cordero que quita los pecados del mundo; lo presenta a Simeón y a Ana como anuncio de redención; lo presenta a todos como luz para un camino seguro por la vía de la verdad y del amor".
Recordando la Jornada de la Vida Consagrada, el Santo Padre ha subrayado que se trata de “una ocasión oportuna para alabar al Señor y darle gracias por el don inestimable que representa la vida consagrada en sus diferentes formas. Al mismo tiempo, es un estímulo para promover en todo el pueblo de Dios el conocimiento y la estima por quien está totalmente consagrado a Dios”. Después exhortó a los religiosos a ser en medio del Pueblo de Dios "como centinelas que divisan y anuncian la vida nueva ya presente en la historia". La completa dedicación a Dios y a los hermanos de las personas consagradas, se "convierte en signo elocuente de la presencia del Reino de Dios para el mundo de hoy. Su modo de vivir y de obrar es capaz de manifestar sin atenuaciones la plena pertenencia al único Dios; su completa entrega en las manos de Cristo y de la Iglesia es también un anuncio fuerte y claro de la presencia de Dios en un lenguaje comprensible a nuestros contemporáneos. Es este el primer servicio que la vida consagrada rinde a la Iglesia y al mundo". (S.L) (Agencia Fides 3/2/2006 - Líneas: 42 Palabras: 645)


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