AMÉRICA/MÉXICO - Los obispos: Impulsados por la esperanza “sigamos luchando por la paz, la justicia, la tolerancia, la solidaridad y el diálogo”

lunes, 2 mayo 2022 conferencias episcopales   situación social   animación misionera   sinodalidad   derechos humanos   pobreza   pandemia  

Cuautitlán Izcalli (Agencia Fides) – “Ahora nos corresponde a todos nosotros, pueblo de Dios (pastores y grey), continuar la misión del Resucitado, escuchando la voz del Espíritu, discerniendo lo que Dios nos muestra y nos pide a través de los signos de los tiempos, para encontrar juntos los caminos que hagan posible experimentar «la esperanza que no defrauda». Esperanza que nos impulsa a que, frente a lo que amenaza a la dignidad humana y los valores de la familia, la vida, la libertad de expresión, la democracia, la educación y la hospitalidad solidaria, y en medio de la violencia, la injusticia y la impunidad imperantes, y que afectan sobre todo a los pobres, los migrantes, las mujeres y los más débiles, sigamos luchando por la paz, la justicia, la tolerancia, la solidaridad y el diálogo”. Esta es la exhortación de la Conferencia Episcopal Mexicana, publicada en un mensaje al final de su asamblea plenaria, que concluyó el 29 de abril.
Con el mismo deseo de Paz con el que Jesús resucitado se dirigió a sus discípulos, «La paz esté con ustedes», los obispos saludan al pueblo mexicano. “La presencia de Cristo, el Crucificado–Resucitado, infunde siempre confianza y esperanza” subrayan, invitando a “descubrir la esperanza más allá las características propias de nuestra época de cambios”. A pesar de que se ha perdido la primacía del ser humano y su dignidad, y de que emerge con fuerza una sobrevaloración de lo individual en detrimento de lo colectivo, que olvida la construcción del bien común y polariza la sociedad, los obispos afirman “con nuestra mirada en el Resucitado, que ni la cultura de la muerte, ni la violencia, ni la mentira, ni el mal, tendrán la última palabra”.
Esta esperanza “emerge de las profundas raíces culturales y religiosas que nos dan identidad como pueblo mexicano”, fruto del testimonio coherente de muchos discípulos misioneros a lo largo de quinientos años de evangelización, y de la presencia de María de Guadalupe, subrayan los obispos, que dan las gracias a todos aquellos que “como familia de Dios”, dado razón de su esperanza en medio de la pandemia y sus consecuencias, viviendo con confianza en Dios y con solidaridad fraterna.
Durante la Asamblea Plenaria, los Obispos de México también han renovado su compromiso de “un nuevo Pentecostés misionero” según las directrices de los últimos encuentros eclesiales continentales y en línea con el Sínodo de los Obispos convocado por el Papa Francisco. “De este modo, laicos, vida consagrada y pastores, nos preparamos para la celebración de los 2000 años de la redención y los 500 años del Acontecimiento guadalupano, guiados por el Plan Global de Pastoral, para seguir configurándonos como una Iglesia más fraterna, solidaria, unida, participativa y misionera”.
En la parte final del mensaje, la Conferencia Episcopal pide “evitar realizar lecturas unilaterales de los tiempos que vivimos, las cuales abonan a la polarización” y recomienda: “Frente a tiempos complejos, es necesaria una audacia nueva y la lucidez de los creyentes, fija la mirada en el Príncipe de la Paz. Ahora más que nunca es necesario el compromiso de los «bienaventurados que trabajan por la paz y la justicia» que ni condenan el pasado sin más, ni descalifican obsesivamente el presente, sino que disciernen, desde los criterios del Evangelio, todos los acontecimientos”.
Antes de encomendarse a la intercesión de la Virgen de Guadalupe, los obispos reiteran su compromiso evangélico “por el servicio preferencial a los más vulnerables de la sociedad, que reconocemos hoy en los rostros de los migrantes, las mujeres, los niños, los jóvenes y los ancianos que sufren, así como en el de los familiares de las personas desaparecidas”. Y concluyen diciendo: “Ante estas realidades que tanto nos lastiman, nos comprometemos a ser una Iglesia más sinodal y solidaria, que anuncia y defiende la dignidad humana y colabora en la reconstrucción del tejido social desde el encuentro con Cristo Crucificado y Resucitado”.
(SL) (Agencia Fides 2/5/2022)


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