AMÉRICA - Seguir rezando por el don de la paz, confiar en el poder de la oración y en la intercesión de la Virgen María

sábado, 26 marzo 2022 guerras   oración   papa francisco   conferencias episcopales   devoción mariana   paz  

Bogotá (Agencia Fides) – En el día en que la Iglesia celebra la solemnidad de la Anunciación del Señor a la Virgen María, todas las comunidades católicas del continente se han unido al llamamiento del Papa Francisco por la paz y para consagrar a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María (véase Fides 24/3/2022).
En Brasil, el obispo auxiliar de Río de Janeiro y secretario general de la Conferencia Episcopal Brasileña (CNBB), monseñor Joel Portella Amado, ha presidido la misa en la capilla de Nuestra Señora de Aparecida, en la sede de la CNBB, retransmitida por las emisoras de radio y televisión de inspiración católica, así como por las redes sociales. En su homilía, el obispo ha reiterado que “la guerra no es humana”, “la guerra nos deshumaniza a todos”, la guerra mata en nosotros “lo más humano, lo más divino, que es el sueño de la paz, el sueño de la comunión y la fraternidad”. Recordando la carta de San Pablo a los Efesios, en la que el apóstol enseña que “Cristo es nuestra paz”, monseñor Portella ha dicho: Jesús “ha generado comunión, ha generado fraternidad, ha superado las barreras, y así la paz y la fraternidad se convierten en los motivos de nuestra oración y de nuestro deseo y compromiso”. Luego ha pedido al Corazón Inmaculado de la Virgen María: “Intercede por nosotros para que, de alguna manera, nunca nos contaminemos con ninguna forma de violencia, con ninguna forma de guerra. Si la guerra no está justificada en ninguna circunstancia, la paz está siempre justificada”.
La Iglesia en Bolivia ha celebrado la Consagración a la Virgen María de las naciones en guerra, sumándose a la invitación del Papa Francisco, desde la Basílica Menor de San Francisco en la ciudad de La Paz. Monseñor Aurelio Pesoa, Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), ha encomendado a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María invocando la protección de la Virgen de Copacabana, Patrona de Bolivia. La celebración ha contado con la presencia del Nuncio Apostólico en Bolivia, Mons. Ángelo Accattino, el Cardenal boliviano, Toribio Porco Ticona, el Arzobispo de La Paz, Mons. Percy Galván, colaboradores de la CEB y fieles de La Paz. El mismo acto ha sido celebrado también en las 18 jurisdicciones eclesiásticas de todo el país.
Las diócesis de Chile también se han unido a la oración por la paz el 25 de marzo. Monseñor Cristián Contreras Villarroel, Obispo de Melipilla, ha invitado a tocar las campanas de la iglesia y a rezar por la paz en familia, en las escuelas y en diversos lugares. Desde el Santuario de la Inmaculada Concepción, la diócesis de Rancagua también se ha sumado al Papa Francisco. El obispo de Rancagua, monseñor Guillermo Vera Soto, ha presidido la misa, retransmitida por varias redes sociales. El Obispo ha querido invitar a seguir rezando por el don de la paz y a confiar en el poder de la oración y en la intercesión de la Santísima Virgen ante su hijo Jesús. Al final de la misa, los participantes en procesión han caminado hasta la ermita de la Virgen, situada en el exterior del templo, para realizar el acto de consagración.
La iglesia principal de la diócesis de Osorno ha acogido a estudiantes de varios institutos católicos para una oración por la paz. En su homilía, el obispo Jorge Concha Cayuqueo ha subrayado: “En esta humilde oración, desde esta Catedral, y con ustedes hermanos pequeños, hermanos jóvenes, tengamos la oportunidad de renovar nuestro compromiso con Dios, y desde nuestros corazones, elevar una oración para que haga posible la paz en Ucrania y en Rusia, y en todos los lugares donde hay conflictos, guerras, discordia, y para que nosotros cada vez más asumamos nuestro compromiso por la paz”.
Monseñor Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, ha presidido la Misa en la Basílica Nuestra Señora de Luján, rezando especialmente por el don de la paz. Durante la homilía, comentando el relato de Caín y Abel, ha subrayado que “Es necesario que el ser humano sea siempre guardián responsable de su hermano y de su hermana, tanto más responsable cuanta más capacidad de decisión tenga sobre otras personas. Aplicando este relato a nuestra vida comprobamos con tristeza que vivimos una suerte de espiritualidad de guerra. Es impresionante la violencia que vamos adquiriendo en el trato social y que se manifiesta en gestos, actitudes, sentimientos y palabras. La guerra en Ucrania representa también la violencia ideológica que reina en nuestra sociedad ejercida sobre el que no piensa ni siente como nosotros”.
(SL) (Agencia Fides 26/3/2022)


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