EUROPA/ITALIA - Las religiosas Scalabrinianas ancianas dejan su casa a los refugiados de Ucrania

lunes, 21 marzo 2022 guerras   desplazados   institutos misioneros  

Piacenza (Agencia Fides) - En cuanto vieron las escenas de ucranianos que huían de su país a causa de la guerra, las hermanas no se lo pensaron dos veces y decidieron hacer un hueco para acoger a las mujeres refugiadas con sus hijos. Hicieron las maletas y se fueron a otra comunidad, a la casa que les albergaba cuando estaban en activo. Son algunas de las religiosas mayores de la Congregación de las Misioneras de San Carlos Borromeo, las Scalabrinianas, que se dedican a ayudar a los inmigrantes desde su fundación. Desde Casaliggio, a poca distancia de Piacenza, ancianas de ochenta y noventa años, algunas de los cuales tienen grandes dificultades para caminar, han decidido confirmar su decisión, una vida al servicio de los migrantes siempre, incluso en la vejez, dando una muestra más de cercanía y solidaridad hacia los migrantes.
Las primeras cuatro mujeres ucranianas refugiadas y sus hijos han llegado en los últimos días. Contarán con la ayuda de las religiosas, de Cáritas Diocesana y de la administración municipal de Gragnano Trebbiense. “Les hemos abierto las puertas de nuestra casa, montada en muy poco tiempo gracias a la ayuda de muchos voluntarios. Nos ocupamos de ellas - explica la Hermana Milva Caro, Superiora Provincial de las Hermanas Scalabrinianas en Europa en la nota enviada a la Agencia Fides - Su voluntad de hacer algo por los refugiados ucranianos fue tan grande que decidieron dar cabida a los que huyen de la guerra”.
La casa de Casaliggio está enfrente de otra estructura scalabriniana (ahora dedicada al noviciado), que hace apenas dos años quedó en manos de los sanitarios que acudieron a Piacenza para gestionar la emergencia del Covid. Hoy, cuando la pandemia aún no ha terminado, Casaliggio y quienes viven allí escuchan y responden a los gritos de los necesitados. “La guerra no debe dejarnos indiferentes -comenta Sor Neusa de Fátima Mariano, Superiora General de las Scalabrinianas-, espero que este gesto sea un signo de nuestro compromiso en la Iglesia al servicio de los migrantes y refugiados, y espero que surjan muchas iniciativas de paz que motiven a otros en la acogida y solidaridad con los más vulnerables. Acoger al otro significa abrir las puertas a Cristo”.
(SL) (Agencia Fides 21/3/2022)


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