EUROPA/ITALIA - Los “altavoces del Evangelio” en el silencio de la vida cotidiana

sábado, 5 marzo 2022 misioneros   animación misionera   evangelización  

Roma (Agencia Fides) - “El hombre contemporáneo escucha con más gusto a los testigos que a los maestros”, afirmaba el Santo Padre Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi, con una expresión muy conocida, que también retoma el Papa Francisco: “el mundo de hoy tiene gran necesidad de testigos. No tanto des maestros, sino de testigos. No hablar mucho, sino hablar con la toda la vida” (18 de mayo de 2011). Esta afirmación puede ser una síntesis de la vida de tantas personas, hombres y mujeres, laicos o consagrados, que en todos los rincones del mundo gastan su vida no en las cátedras universitarias, sino en las calles, en los hospitales, en los lugares más diversos, allí donde la Providencia los lleva. En lugar de hacer gala de su cultura, viven su testimonio de fe en la sencillez de la vida cotidiana, al igual que sus hermanos y hermanas.
En la historia de la Iglesia, estos testigos apasionados y silenciosos de Cristo y de su Evangelio son innumerables; sus nombres, en la mayoría de los casos, permanecen desconocidos para el mundo, pero son conocidos por Dios y por los que hicieron el encuentro con Él. Recordarlos no es sólo mirar al pasado, ya que su testimonio sigue evangelizando hoy. Este es el objetivo del libro “Parla la vita” (Habla la vida), con el subtítulo “Là dove vive l’uomo” (Donde vive el hombre - Tau editrice), en el que don Lorenzo Piva ha querido que conozcamos los rostros, algunos conocidos otros menos o incluso desconocidos, de algunos “campeones de la fe” que pueden considerarse con razón los sucesores del pescador de Galilea y de sus compañeros, que dejaron las redes de su trabajo cotidiano, siguieron al Maestro y continuaron su obra.
En esta galería están “los que llevaron la Buena Noticia a tierras musulmanas, los que decidieron ser perdedores para demostrar la no violencia del Evangelio, los que defendieron a los nativos, los que alzaron su voz contra los tiranos, los que se dejaron pisotear por la agresividad de las ideologías, los que se arrodillaron ante los enfermos y los niños” (de la presentación).
Partiendo desde obispos como Peter Joseph Fan Xueyan, de Baoding, China, o Christophe Munzihirwa, de Bukavu, en la República Democrática del Congo, hasta los sacerdotes P. Ezechiele Ramin, Ruggero Ruvoletto, Juan Viroche. Se pasa por testimonios de la vida de religiosas y religiosos, como la hermana Leonella Sgorbati, martirizada en Somalia; la hermana Dorothy Stang, asesinada en Brasil; la hermana Valsa John, muerta en el sureste de la India; el hermano Giovanni Grigoletto, que pasó su vida en África al servicio de los enfermos. Y luego están los laicos, comprometidos a ser "sal y luz" en la política, como Shahbaz Bhatti, y en la atención sanitaria y la promoción humana, como Annalena Tonelli. Sus imágenes, que fluyen rápidamente, relatando en pocas páginas vidas enteras entregadas a otros, recuerdan el libro del Apocalipsis, capítulo 7, donde ante el Trono y el Cordero había “una multitud inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua... Son los que han pasado por la gran tribulación y han lavado sus ropas, emblanqueciéndolas con la sangre del Cordero”.
El cardenal Luis Antonio Tagle, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, escribe en la introducción del libro: “Vidas gastadas y no pocas veces rotas”. “Monseñor Piva tuvo el privilegio de conocer a algunos de los protagonistas, de establecer relaciones amistosas con ellos, de compartir su fe y su misión, de planificar espacios y áreas de actuación. Los hechos hablan más que las voces, la acción más que las razones. Y de esta manera son altavoces del Evangelio”.
(SL) (Agencia Fides 5/3/2022)


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