ÁFRICA/ANGOLA - Falta trabajo y agua potable, faltan hospitales, pero no la certeza de que el amor de Dios da sentido a todo

miércoles, 12 enero 2022

SMA

Luanda (Agencia Fides) – “El sentido de la vida, a cualquier edad y en cualquier lugar, es querer el bien. Nosotros, los cristianos, proclamamos y testimoniamos ante todo que Otro nos da sentido porque nos ama: a todos y siempre” - escribe el P. Angelo Besenzoni, misionero en la Paróquia Sagrada Familia, Musseque-Kicoca, suburbio de la gran capital de Angola. “No hay mucho aquí en el 'musseque', que en el idioma kimbundo significa 'tierra roja' y que se atribuye a los asentamientos informales que han surgido en las afueras de Luanda. Falta trabajo y agua potable, faltan hospitales, pero nunca falta la certeza de que el amor de Dios da sentido a todo”
“Mi parroquia está situada justo en el llamado 'musseque'”, dice el misionero de la Sociedad para las Misiones Africanas (SMA), que lleva 13 años compartiendo la dura vida de la periferia con su gente.
“No hay trabajo y los que quieren trabajar tienen que ir a Luanda. La electricidad está casi en todas partes, pero todavía no hay agua, aquí llamada ‘líquido precioso’, que los que pueden compran en camiones cisterna, y los que no, en cubos y tinas, pagando mucho dinero.
En cuanto a la educación, a pesar de que aproximadamente la mitad de la población tiene menos de veinte años, los jóvenes que desean estudiar se ven obligados a emigrar a la ciudad, dada la precariedad de las escuelas primarias y la ausencia total de escuelas secundarias.
“Primero la crisis del petróleo y luego la de Covid han agravado todos estos problemas”, explica el padre Angelo. Mucha gente ha perdido su trabajo, los precios de los alimentos se han triplicado, los enfermos están mal atendidos en los hospitales, absorbidos por la preocupación del coronavirus. El calor, o los anti-maláricos que tenemos en el cuerpo, nos han protegido hasta ahora del Covid. Las vacunas han llegado a las ciudades, pero aún no han llegado a los musseques. La gente tiene una resistencia y una capacidad de adaptación extraordinarias, y cada mes se acostumbra a vivir con menos comida y dinero”.
El P. Besenzoni lleva cuatro años en Kikoka, primero como asistente del P. Ceferino Cainelli (SMA) en la formación de los jóvenes que quieren ser seminaristas SMA, y luego como responsable de la nueva parroquia, dedicada a la Sagrada Familia.
“Una forma de amar a los demás es tener la puerta siempre abierta para escuchar a los que vienen con sus problemas - concluye el misionero - o visitar a los ancianos y a los enfermos, o echar una mano a las familias necesitadas para enviar a sus hijos a la escuela y poner algo en su mesa”.
(AB/AP) (Agencia Fides 12/1/2022)


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