VATICANO - "La unidad es nuestra común misión; es la condición para que la luz de Cristo se difunda por todo el mundo con mayor eficacia y los hombres se conviertan y se salven": exhortación del Papa Benedicto XVI al final de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

jueves, 26 enero 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Deus caritas est” (1 Jn 4,8.16), Dios es amor. Sobre esta sólida roca se apoya toda la fe de la Iglesia. En particular, sobre ella se basa la paciente búsqueda de la plena comunión entre todos los discípulos de Cristo: Sobre esta verdad, cumbre de la revelación divina, las divisiones, aun manteniendo su dolorosa gravedad, son superables y no nos desalientan". Ha afirmado el Santo Padre Benedicto XVI al final de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el miércoles 25 de enero. En el día en que la Iglesia celebra la fiesta de la Conversión del apóstol Pablo y la conclusión de la Semana de Oración por la unidad de los Cristianos, el Santo Padre ha presidido en la Patriarcal Basílica de San Pablo Extramuros la Celebración de las Segundas Vísperas, en la que han participado Representantes de otras Iglesias y Comunidades eclesiales presentes en Roma.
"He querido dedicar al tema del amor mi primera Encíclica - ha recordado el Papa durante la homilía -, que ha sido publicada precisamente hoy y esta feliz coincidencia con la conclusión de la Semana de oración por la unidad de los cristianos nos invita a considerar este encuentro, y no sólo, antes bien todo el camino ecuménico a la luz del amor de Dios, del amor que es Dios.... El amor verdadero no anula las legítimas diferencias, sino que las armoniza en una unidad superior, que no se impone desde fuera, sino que da forma desde dentro, por decir así, al conjunto. Es el misterio de la comunión, que así como une el hombre y la mujer en esa comunidad de amor y vida que es el matrimonio, así forma la Iglesia como comunidad de amor, componiendo en unidad una multiforme riqueza de dones, de tradiciones. La iglesia de Roma está al servicio de esta unidad de amor que, según la expresión de san Ignacio de Antioquía, 'preside en la caridad' ".
Comentando las lecturas proclamadas, el Santo Padre ha subrayado como el tema del amor une profundamente las dos breves lecturas bíblicas: "En la primera, la caridad divina es la fuerza que transforma la vida de Saulo de Tarso y hace de él el apóstol de las gentes… En el pasaje evangélico de Mateo el amor actúa como principio que une a los cristianos y hace que su oración unánime sea atendido por el Padre celeste… El acuerdo en la oración resulta pues importante para que sea acogida por el Padre celeste. El hecho de pedir juntos supone ya un paso hacia la unidad entre los que piden. Eso no significa ciertamente que la respuesta de Dios venga de algún modo determinada por nuestra petición. Lo sabemos bien: la deseada unidad depende en primer lugar de la voluntad de Dios, cuyo diseño y cuya generosidad superan la comprensión del hombre y sus mismas peticiones y expectativas”.
Al término de la homilía, el Santo Padre ha afirmado que experimenta "una inmensa alegría de ver una asamblea nutrida y orante, que suplica de modo "sinfónico" el don de la unidad", y ha dirigido un particular saludo a los hermanos de otras Iglesias y Comunidades eclesiales, y a los delegados de Iglesias, Conferencias Episcopales, Comunidades cristianas y organismos ecuménicos que han iniciado la preparación de la Tercera Asamblea Ecuménica europea, en programa en Sìbiu, Rumania, en septiembre del 2007. "Sí, queridos hermanos y hermanas, nosotros cristianos tenemos la misión de ser, en Europa y entre todos los pueblos, "luz" del mundo - ha exhortado al Papa -. Quiera Dios concedernos alcanzar pronto la deseada plena comunión. La reconstitución de nuestra unidad dará mayor eficacia a la evangelización. La unidad es nuestra común misión; es la condición para que la luz de Cristo se difunda por todo el mundo con mayor eficacia y los hombres se conviertan y se salven". Al final de su homilía el Papa Benedicto XVI ha invitado a "no perder la confianza" al ver el largo camino que nos espera, "al contrario, retomemos el camino juntos con más fuerza. Cristo nos precede y nos acompaña". (S.L) (Agencia Fides 26/1/2006 - Líneas: 48 Palabras: 735)


Compartir: