ÁFRICA/ETIOPÍA - La Iglesia “sufre y comparte las angustias y dolores de la humanidad”

jueves, 23 diciembre 2021 obispos   guerra civil   violencia   paz  

Addis Abeba (Agencia Fides) – “Desde que comenzamos a ver los amargos signos premonitorios de una guerra, hemos expresado en todos los sentidos a través de declaraciones y oraciones, la invitación a todos los actores a considerar el camino del diálogo y no el de las armas. La guerra trae devastación, destruye vidas, destruye propiedades, obliga a las personas a abandonar sus hogares y deja una cicatriz profunda en la unidad entre los individuos durante siglos. Abre una profunda crisis social, moral, psicológica y económica, y eso es exactamente lo que está sucediendo en Etiopía. Muchos han muerto, muchos han sido desplazados y muchos otros han sido encarcelados. Muchas de nuestras hermanas han sido violadas, nuestra armonía social, que ha durado siglos, ha sido fuertemente erosionada. Mucha gente vive con miedo e incertidumbre. Todo esto nos duele profundamente”. Así comienza el sentido mensaje emitido al concluir la 52ª asamblea plenaria de los obispos de la Iglesia Católica de Etiopía, celebrada en el Monasterio de los Padres de la Consolata en Mojo entre el 13 y el 16 de diciembre pasado.

La carta enviada a la Agencia Fides está dirigida a “todo el clero católico, religiosos y religiosas, creyentes laicos y personas de buena voluntad” y llega al final de un año marcado por la escalada militar por la que el ejército regular combate contra los rebeldes del TPLF (Frente Popular para la Liberación de Tigray). Desde principios de noviembre de 2020 hasta hoy, tras el referéndum celebrado en Tigray sin la autorización de Addis Abeba, se han sucedido los enfrentamientos y las masacres de víctimas civiles que han conducido a todos el país al abismo de la guerra civil.

“El sonido de las campanas de la iglesia, - afirman los obispos -, debe ser el sonido de la esperanza, el amor, la paz, la reconciliación y la fraternidad. Tengamos una fe firme en Dios y confiemos en que esta oscuridad pasará. Nuestro país tiene una gran necesidad de oración en este tiempo. Creemos que la oración es una herramienta poderosa que marca la diferencia, produce cambios en el corazón y lo abre a Dios y a nuestros hermanos y hermanas. La oración nos ayuda a sacar el mal de nuestro corazón, a evitar que nuestro corazón se llene de amargura, a evitar que el discurso de odio salga de nuestra boca y a ver la realidad desde una perspectiva diferente. Por eso, oramos sin descanso por todos nuestros líderes que toman decisiones sobre nuestro país, sobre nuestro pueblo, por los presos, los muertos, los desplazados, los tristes, los hambrientos, los sedientos, los preocupados, los confundidos y los oprimidos. Es con este fervor que hemos seguido rezando y hemos pedido a nuestro pueblo que lo haga con fervor”.

El creyente, el cristiano fiel, es al mismo tiempo un hombre de paz, se advierte. Los obispos llaman a todas las personas que creen en Dios a que se conviertan en un instrumento concreto de paz y reconciliación y se comprometan a implicarse en la promoción de un diálogo nacional e inclusivo en la práctica.

El Mensaje continúa: “El Salmo 120 habla de estar a favor de la paz, mientras que otros quieren la guerra. La identificación del salmista con ser creyente y, por tanto, hombre de paz, es total. La paz es lo que lo define, es una presencia activa y asertiva de la paz en el mundo. Y esto es lo que estamos llamados a ser individualmente como cristianos, como pastores, como líderes religiosos y como personas consagradas. El camino a la paz sana y restablece un tejido de fraternidad. Debemos ayudarnos mutuamente a creer en la forma paciente del diálogo. La Iglesia jugará un papel crucial en el fomento del diálogo nacional”.

Los obispos también se refieren al camino sinodal de la Iglesia etíope de cara al Sínodo, y confirman el compromiso de la Iglesia en el apoyo a la población que padece un gran sufrimiento a causa de la guerra. “La Iglesia Católica Etíope ha jugado un papel primordial en la provisión de ayuda humanitaria. Su misión es sufrir con los que sufren y compartir las angustias y dolores de la humanidad. La Iglesia, gracias al apoyo de socios, iglesias locales y fieles simples, pondrá a disposición una cantidad de 100 millones de birr (unos 2 millones de euros) para acudir al rescate de la población que sufre la guerra y otros desastres naturales. Como dijo Su Santidad el Papa Francisco en su reciente visita apostólica a Grecia y Chipre, el sufrimiento nos ayuda a comprender que todos somos seres humanos y nos trae unidad y nos ayuda a construir un futuro lleno de esperanza y paz”, concluye el mensaje.
(LA) (Agencia Fides 23/12/2021)


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