VATICANO - La catequesis del Papa sobre el Salmo 143: consciente de ser débil y lejos del resplandor divino, el orante descubre que "junto a nosotros está Dios-Emmanuel, que tiene para el cristiano el rostro amoroso de Jesucristo, Dios hecho hombre"

miércoles, 11 enero 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Retomando el ciclo de catequesis sobre los Salmos y Cánticos de la Liturgia de las Horas, el Santo Padre Benedicto XVI ha comentado durante la audiencia general de esta mañana, realizada el Aula Pablo VI, la primera parte del Salmo 143 (Salmo 143,1-8 - "Oración del Rey por la victoria y la paz" - Vísperas del jueves de la 4a Semana).
La primera parte de este himno real exalta al rey que representa "la figura luminosa y gloriosa del Mesías, cuya victoria no es un acontecimiento bélico-político sino una intervención de liberación contra el mal" ha dicho el Santo Padre, que ha explicado después: "Al «mesías» - palabra griega que indica al «consagrado», como lo era el soberano - le sustituye el «Mesías» por excelencia, que en la literatura cristiana, tiene el rostro de Jesucristo, «hijo de David, hijo de Abraham»".
El himno se abre con una exclamación de alabanza dirigida a Dios, "celebrado con una pequeña letanía de títulos salvíficos". "Ante el Señor omnipotente, el orante, a pesar de su dignidad real, se siente débil y frágil. Emite entonces una profesión de humildad.... Siente, en efecto, que es "como un soplo", como una sombra que pasa, débil e inconsistente, sumergido en el flujo del tiempo que corre, marcado por los límites propios de las criaturas." El Santo Padre se ha centrado después en la profesión de humildad del Salmista recordando las palabras de Orígenes, y ha concluido su catequesis con estas palabras: "El salmo, que empieza reconociendo nuestra debilidad y lejanía del resplandor divino, llega a un final sorprendente: junto a nosotros está el Emmanuel, que para el cristiano tiene el rostro amoroso de Jesús hecho hombre". (S.L) (Agencia Fides 11/1/2006, Líneas: 23 Palabras: 324)


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