ASIA/MYANMAR - La oración con el Papa y el espectro de la guerra civil generalizada

viernes, 14 mayo 2021 derechos humanos   paz   papa francisco   oración   guerras  

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Hoy Myanmar, desgarrada por el conflicto y probada por semanas de violencia sobre los inocentes, necesita un fuerte mensaje de justicia, paz y reconciliación. La misa que celebraremos en San Pedro con el Santo Padre, el 16 de mayo, es un poderoso signo de comunión espiritual. Invoquemos a Dios y a la protección de la Virgen María para que en nuestra querida nación el pueblo vuelva a sonreír y a mirar el futuro con esperanza”. Asñi lo dice a la Agencia Fides, el padre Maurice Moe Aung, sacerdote católico birmano de la Congregación de los Misioneros de la Fe, presente en Roma y entre los animadores de la celebración eucarística que el Papa Francisco presidirá el 16 de mayo en San Pedro, con la comunidad birmana y los fieles de Myanmar. A la misa asistirán sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y estudiantes católicos birmanos de toda Italia, así como ciudadanos birmanos de otras religiones.
El padre Maurice Moe Aung afirma: “La situación en Myanmar es crítica. El pueblo debe soportar estoicamente la violencia y se está empezando a organizar la resistencia armada. Esperamos y rezamos para que no degenere en una guerra civil”. Hoy, en este marco, “las palabras y las oraciones del Papa son un gran signo de esperanza y de paz. El Papa Francisco demuestra una vez más que está cerca del pueblo birmano, que sufre la injusticia, la represión, la violencia indiscriminada”.
El pueblo birmano está seriamente preocupado porque la protesta pacífica, con el golpe militar del 1 de febrero, que produjo la aparición de un amplio movimiento de desobediencia civil, corre el riesgo de convertirse en violencia generalizada y guerra civil en todo el país. El movimiento de protesta pacífica, amplio y sin distinciones políticas, étnicas o religiosas, que ha arrasado en la sociedad birmana, está siendo puesto a prueba. La junta militar ha impuesto la violencia y el derramamiento de sangre y hoy carga con el peso de un balance de más de 780 personas asesinadas y casi 5.000 detenidas, de las cuales más de 3.800 siguen entre rejas.
En más de tres meses y medio de protesta ha habido muchos esfuerzos por intentar la vía del diálogo. La Iglesia católica, las iglesias cristianas y los líderes budistas de Myanmar han hecho todo lo posible para fomentar las negociaciones con numerosos llamamientos, reuniones y oraciones que siguen celebrándose fuera del país, donde está prohibido reunirse. El mismo esfuerzo han realizado la diplomacia internacional y muchos sectores de la sociedad civil de todo el mundo. La ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), de la que Myanmar es miembro, también invitó al jefe de la junta Min Aung Hlaing a Yakarta el pasado mes de abril para intentar desbloquear la situación. La organización pidió a los generales que detuvieran la violencia y permitieran la llegada de un enviado especial, pero la hoja de ruta de cinco puntos elaborada por Asean no ha sido aceptada ni seguida.
La Junta frenó la violencia inmediatamente después de la cumbre, pero luego reanudó la represión.
El recién formado Gobierno de Unidad Nacional, que se encuentra en la clandestinidad, criticó la reunión de Asean y rechazó la idea de negociar con la junta. Mientras tanto, el ejecutivo en el extranjero ha promovido las unidades de defensa civil (People's Defence Force-PDF) y ha lanzado la idea de un nuevo ejército federal para oponerse al Tatmadaw (el ejército Biman). El ejército se está formando mediante el reclutamiento de jóvenes birmanos y su incorporación a los distintos ejércitos regionales de las minorías étnicas, las llamadas Organizaciones Étnicas Armadas. Este escenario hace surgir el espectro de una guerra civil generalizada.
Los militares, por su parte, han tachado al nuevo gobierno civil de "terrorista": la comisión parlamentaria que lo nombró y las Fuerzas de Defensa del Pueblo (FDP) se consideran "grupos terroristas" y quienes tengan algo que ver con ellos se arriesgan a pasar años en prisión. Los militares también se han negado a aceptar un enviado especial de la ASEAN o de otras organizaciones internacionales.
(PA- MG) (Agencia Fides 14/5/2021)


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