AFRICA/SUDAN - "Se necesita muy poco para hacer feliz a los niños de los campos de refugiados en Sudán: un trozo de jabón y alguna golosina" dice la Secretaria General de las Hermanas de la Caridad, que trabajan desde hace años al lado de los más pobres en el País africano

miércoles, 14 diciembre 2005

Roma (Agencia Fides) - "Se necesita muy poco para hacer feliz a los niños de los campos de refugiados en Sudán: un trozo de jabón y alguna golosina " Sor dice Vera, Secretaria General de la congregación de Santa Giovanna Antida Thouret (Hermanas de la Caridad), que recuerda una Navidad pasada en un campo de refugiados en los alrededores de la capital sudanesa, Jartum: “Me conmovía viendo una larga fila ordenada de niños que iban a recoger su pequeño pero gran regalo”. Las Hermanas de la Caridad tienen dos misiones en Darfur, al oeste de Sudán, en El Fasher y en Nyala, con 7 hermanas en total (4 sudanés, una italiana, una suiza y una libanesa). En la capital, Jartum, hay otras 2 comunidades. En la primera trabajan 4 religiosas (2 libaneses, una irlandesa y una sudanesa) y en la segunda 3 hermanas (2 libaneses y una sudanesa).
"Nuestras hermanas trabajan esencialmente en tres campos: salud, educación y pastoral" dice Sor Vera. "Sor Piera Santinon, por ejemplo, que trabajan en Darfur es una enfermera especializada en el tratamiento de enfermedades tropicales. Con el automóvil recorría miles y miles de kilómetros para visitar los pueblos y los campos de refugiados en una región tan grande como Francia. Pero por desgracia, hace un año unos ladrones robaron el automóvil de la misión durante un atraco en la carretera que por suerte no tuvo consecuencias dramáticas gracias al coraje de una hermana libanesa que consiguió convencer a los ladrones de que no mataran al chofer".
En el campo educativo, las Hermans de la Caridad administran una serie de guarderías para niños y escuelas elementales y medias. "Nuestra labor principal es formar a los profesores y asegurar una comida a los niños. A menudo se trata de la única comida que reciben los niños en todo el día" dice sor Vera. "En Jartum, dónde hay millones de refugiados originarios del sur de Sudán dirigimos una escuela que asegura dos turnos, uno por la mañana y otro por la tarde. El primero sigue el programa escolar nacional y está dirigido a los chicos, algunos de los cuales son musulmanes. Las clases se realizan en árabe. El curso de por la tarde es, por el contrario, una especie de "escuela nocturna" dirigida a jóvenes adultos, mucho de los cuales trabajan. En este caso las clases son en inglés, porque las poblaciones originarias del sur no hablan el árabe. En todo caso los cursos también prevén la enseñanza de la lengua árabe, precisamente para favorecer la inserción en el mundo del trabajo de la capital, dónde la mayoría de la población es de lengua árabe. Quedé sorprendida de ver a estas personas cambiar el vestido de trabajo para ponerse un vestido más adecuado a las clases. Es un modo de demostrar el respeto hacia los estudios que están siguiendo, que sienten como algo que les traerá beneficios."
"Si la condición más dramática es la de las personas que viven en Darfur, también la de los refugiados en Jartum es realmente precaria" recuerda Sor Vera. "Los barrios de chabolas dónde viven son destruidas periódicamente, con el pretexto de crear nuevos barrios. Los refugiados son progresivamente alejados de la ciudad y empujados al desierto. Pero ellos no ceden. Sus hijos hacen decenas de kilómetros a pies para ir a la escuela. Estos niños se levantan al alba para emprender un camino de horas para ser puntuales a las clase.”
En Jartum, las Hermanas de la Caridad también administran un dispensario y colaboran con el instituto local para la preparación de los catequistas. "La religiosa que atiende el dispensario, es una hermana irlandesa que presta también asistencia en un hospital local" dice sor Vera. "En la capital sudanesa existe un instituto de estudios superiores para la preparación de catequistas. La dirección está confiada a una de nuestras hermanas de 78 años. El curso prevé 3 años de estudios basados en fundamentos bíblicos, teología, cristología etc...”
“Por último, nuestras hermanas organizan cursos de corte y confección para las mujeres de los campos. Las mujeres que lo frecuentan tienen una fe realmente inquebrantable" recuerda sor Vera. "Antes de iniciar el curso recitan el Santo Rosario junto a nuestras hermanas. Estas mujeres han sufrido y continúan sufriendo desgracias de todo género, pero permanecen firmes en su fe. Son realmente un ejemplo para nosotros. Esto, de todas formas, sirve para todos los refugiados sudaneses. En Navidad, por ejemplo, miles de fieles caminan decenas de kilómetros para llegar con horas de antelación a la Misa. Hombres, mujeres y niños, caminan durante horas bajo un sol ardiente cantando y rezando. Es una visión que me llevaré conmigo durante toda mi vida" concluye sor Vera. (L.M) (Agencia Fides 14/12/2005 Líneas: 56 Palabras: 829)


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