AFRICA/SUDAN - "Son los niños una de las más grandes preocupaciones de la Iglesia católica en Sudán" dice el Cardenal Gabriel Zubeir Wako, Arzobispo de Jartum

lunes, 12 diciembre 2005

Roma (Agencia Fides) - "Una de las preocupaciones más grandes de la Iglesia sudanesa son los niños huérfanos de uno o ambos padres" dice Su Eminencia el Cardenal Gabriel Zubeir Wako, Arzobispo de Jartum y Presidente de la Conferencia Episcopal de Sudán. "La guerra ha producido por desgracia un gran número de huérfanos" explica al Cardenal. "Algunos son huérfanos de padre, muchos han perdido ambos padres. No teniendo una familia en condiciones de ocuparse de ellos, la situación de estos niños es muy difícil y precaria. También los que viven sólo con la madre se encuentran en dificultad porque por desgracia, las mujeres son una de las categorías más desfavorecidas en la sociedad sudanesa."
"Por este motivo, estamos incrementando los programas de ayuda a la infancia, sobre todo en el campo sanitario y de instrucción. Sólo en Jartum la Iglesia administra escuelas para 40.000 niños" recuerda el Cardenal.
"Durante los largos años de guerra la Iglesia católica ha sido la única fuente de esperanza para millones de personas, tanto para la población que se quedó en el sur del País como entre los numeroso desplazados que dejaron sus aldeas para ampararse en las ciudades del Norte como en la capital. Estas personas han sido sometidas a fuertes presiones para convertirse al Islam: carentes de todo, se las atrae a cambiar de religión con compensaciones materiales. Pero aparte algunos casos, la mayor parte de los cristianos han permanecido fieles a Cristo y siguen perseverando en la fe" afirma al Cardenal que describe así la situación de la archidiócesis de Jartum: "Al inicio de la guerra cuando una masa de refugiados meridional llegaron a las ciudades del Norte, fue difícil acoger a tantas personas tanto en la diócesis como en Jartum, que tenían en esa época pocos fieles. Ahora podemos afirmar que todas las parroquias de Jartum están constituidas por refugiados. Estas personas han cambiado por lo tanto el panorama social de la capital así como n otras ciudades del Norte Sudán."
"La llegada de los refugiados ha sido un desafío para la Iglesia, pero ha sabido superarlo gracias a la fe y a la dedicación de muchos" dice el Cardenal Wako. "La primera dificultad que hemos tenido que superar era la desconfianza que existía entre los propios evacuados: en los campos de acogida y en las parroquias se reprodujeron las mismas rivalidades tribales que dividen las poblaciones del sur de Sudán desde hace siglos. Con un paciente trabajo de convicción hemos sido capaces de hacer que personas de tribus distintas dialogaran entre ellos. Las dificultades comunes por superar han favorecido este diálogo y pienso que esto haya sido un signo de la Providencia que es capaz de transformar el mal en bien".
"Otro gran problema que debemos afrontar concierne a la familia" continúa el Cardenal Wako "Entre los refugiados se han difundido prácticas como la polígama, el adulterio y el divorcio, que constituyen una auténtica amenaza al matrimonio cristiana. Esta es una de las consecuencias de la guerra que destruye a las personas no sólo físicamente sino también moralmente. También hemos llamado a expertos para seminarios sobre los traumas de guerras para preparar a nuestros educadores, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos a ayudar a las personas que todavía conservan en el alma las heridas de la guerra."
El proceso de paz sufrió un duro golpe con la muerte en el verano del 2005 de John Garang, jefe del ejército de Liberación del Pueblo sudanés (SPLA), que se había convertido, en base a los acuerdos de enero de 2005, en vicepresidente de Sudán. El Cardenal Wako explica así la situación que se ha creado después de la muerte del jefe histórico del SPLA: "La Iglesia católica es portadora de esperanza entre personas que la están perdiéndola progresivamente. La muerte de Garang ha provocado en efecto, una crisis de confianza entre la población meridional. El ex líder del SPLA en efecto era visto cómo la única persona capaz de garantizar la consolidación del proceso de paz y la superación de las divisiones tribales. Se notan ya por desgracia asignaciones de cargos en la administración meridional según criterios tribales y no de mérito. El tribalismo es una plaga que debemos afrontar como Iglesia. Si al Norte ven a los cristianos como cercanos al SPLA, al sur cuándo se encuentran con un sacerdote o un religioso le preguntan “¿de que tribu eres? Somos decenas los que trabajamos para superar esta mentalidad. Es a veces un esfuerzo agotador, pero perseguiremos incesantemente animados por la fe, la esperanza y la caridad". (L.M) (Agencia Fides 12/12/2005 Líneas: 54 Palabras: 780)


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