VATICANO - El Papa Benedicto XVI recuerda en el ángelus que "la libertad religiosa está lejos de ser garantizada en todas partes" y exhorta a pedir "que todos los seres humanos puedan realizar plenamente la vocación religiosa que llevan inscrita en su propio ser"

lunes, 5 diciembre 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En el clima del Adviento, en el que "la comunidad eclesial, mientras se prepara para celebrar el gran misterio de la Encarnación, está invitada a descubrir y profundizar en la propia relación personal con Dios", el Santo Padre Benedicto XVI se centró en el ángelus del domingo 4 de diciembre, en el tema de la libertad religiosa. "Así como Dios es soberanamente libre a la hora de revelarse y entregarse, pues sólo le mueve el amor, así también la persona humana es libre al dar el su asenso, aunque sea algo debido: Dios espera una respuesta de amor". ha subrayado el Santo Padre en su discurso, invitando a mirar a Maria como modelo perfecto de esa respuesta".
A la relación entre verdad y libertad, el Concilio Vaticano II dedicó una atenta reflexión que dio origen a la Declaración sobre la libertad religiosa "Dignitatis humanae", que concierne "al derecho de las personas y de las comunidades a poder buscar la verdad y profesar libremente su fe". El Santo Padre Benedicto XVI ha recordado que "deriva de la singular dignidad del ser humano que, entre todas las criaturas de esta tierra, es la única capaz de establecer una relación libre y consciente con su Creador… El Concilio insiste ampliamente en la libertad religiosa, que debe ser garantizada tanto a los individuos como a las comunidades, en el respeto de las legítimas exigencias del orden público. Y esta enseñanza conciliar, después de cuarenta años, sigue siendo de gran actualidad. “De hecho, la libertad religiosa está lejos de ser garantizada en todas partes. En algunos casos se niega por motivos religiosos o ideológicos; otras veces, aún siendo reconocida de forma escrita, es obstaculizada en la práctica por el poder político o, de forma más solapada, por el predominio cultural del agnosticismo y del relativismo”.
El Papa invitó después a pedir "para que todos los seres humanos puedan realizar plenamente la vocación religiosa que llevan inscrita en su propio ser". E invocó la intercesión de Maria para que nos ayude "a reconocer en el rostro del Niño de Belén, concebido en su seno virginal, al divino Redentor, venido al mundo para revelarnos el auténtico rostro de Dios". (S.L) (Agencia Fides 5/12/2005; Líneas: 28 Palabras: 411)


Compartir: