Manila (Agencia Fides) - El trabajo espiritual y material de la Iglesia Católica en Filipinas y, en este contexto, la acción de las Obras Misionales Pontificias (OMP) en el país constituyen una brújula y un refugio seguro para la población, en un tiempo de desorientación como el de la pandemia. Son un punto de referencia esencial, tanto a nivel de consuelo espiritual, como en el trabajo de asistencia y proximidad a las comunidades necesitadas, y para las necesidades de las Iglesias locales, gracias al Fondo de Emergencia de las OMP. Lo explica a la Agencia Fides, el p. Esteban Lo, sacerdote de Manila, miembro del "Lorenzo Ruiz Mission Istitute" y director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Filipinas.
“De hecho, humanamente hablando, esta crisis representa la gran tentación de ser más autorreferenciales y menos orientados hacia la misión. Pero, gracias a Dios, también es una llamada de atención para ponernos en contacto los unos con los otros mientras atravesamos la misma tormenta" continúa explicando el padre Lo a Fides.
La cercanía se concretiza también con la participación en el Fondo Especial de Emergencia Covid-19, establecido por el Papa en las Obras Misionales Pontificias, para satisfacer las necesidades de las Iglesias locales: "Con una primera humilde expresión de solidaridad enviamos 5,000 dólares estadounidenses, a través de la Nunciatura Apostólica, al Fondo especial de emergencia de las OMP para llegar a las víctimas del virus en las comunidades católicas que necesitan asistencia en todo el mundo. La caridad mutua es la clave de estos tiempos: también en Filipinas, se multiplican las iniciativas de proximidad hacia las familias que están en extrema necesidad, con tantas necesidades esenciales, y que solo la Iglesia está ayudando a sobrevivir".
No faltan las expresiones de caridad, señala el Director: "En general, en nuestro país vemos una respuesta generosa y caritativa hacia los pobres, incluso a aquellos que no se conocen personalmente. La ayuda se extiende mediante la donación de dinero, alimentos y bienes esenciales para la vida cotidiana. Numerosas instituciones católicas y escuelas, parroquias y otras organizaciones han puesto a disposición locales y estructuras para personas sin hogar y marginadas, mientras que los médicos y las enfermeras están en primera línea ayudando. El voluntariado juega un papel importante: los feligreses más jóvenes se ofrecen como voluntarios para ayudar a distribuir paquetes de alimentos y preparar espacios para acomodar a diferentes grupos".
También a nivel espiritual, la Iglesia ofrece su contribución de forma capilar gracias a las nuevas tecnologías: "En muchas comunidades, se organizan las oraciones y las misas online para nutrir y fortalecer la vida de fe de los bautizados. La Palabra de Dios llena las redes sociales y numerosas mensajes con palabras del Evangelio, o pensamientos espirituales, corren por la red como una cadena, enviados de un usuario a otro, actuando como inspiración y consuelo. La fe es una ayuda válida en este momento difícil, y seguimos confiando en Dios”, concluye el p. Lo. (PA) (Agencia Fides 15/5/2020)