VATICANO - "El Adviento es el tiempo en que los cristianos deben despertar en su corazón la esperanza de poder, con la ayuda de Dios, renovar el mundo " afirma el Papa Benedicto XVI en el ángelus

lunes, 28 noviembre 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "El Adviento, tiempo sumamente sugerente desde el punto de vista religioso, pues está lleno de esperanza y de espera espiritual" ha sido el argumento del discurso pronunciado por el Santo Padre Benedicto XVI en el ángelus del primer domingo de Adviento, el 27 de noviembre. "Cada vez que la comunidad cristiana se prepara para hacer memoria del nacimiento del Redentor - ha dicho el Santo Padre -, experimenta en sí un estremecimiento de alegría, que se comunica, en cierta medida, a toda la sociedad. En Adviento, el pueblo cristiano revive un doble movimiento del espíritu: por una parte, levanta la mirada hacia la meta final de su peregrinación en la historia, que es el regreso glorioso del Señor Jesús; por otra, recordando con emoción su nacimiento en Belén, se inclina ante el Nacimiento. La esperanza de los cristianos se dirige al futuro, pero siempre queda bien arraigada en un acontecimiento del pasado."
Volviendo a recordar el pasaje del Evangelio del primer domingo de Adviento, el Santo Padre ha subrayado la importancia de "estar preparados para acoger al Señor cuando, cuando venga de manera imprevista", ya que "la Comunidad cristiana espera con ansia su manifestación y el apóstol Pablo, al escribir a los Corintios, les exhorta a confiar en la fidelidad a Dios y a vivir en modo de ser encontrados irreprensibles en el día del Señor”.
Por último, Benedicto XVI, después de haber afirmado que "el Adviento es el tiempo en que los cristianos deben despertar en su corazón la esperanza de poder, con la ayuda de Dios, renovar el mundo", ha vuelto a recordar de nuevo la Constitución del Concilio Vaticano II "Gaudium et spes" dado que "está profundamente impregnado de esperanza cristiana". Citando el n. 39, el Santo Padre ha dicho: "La esperanza de una tierra nueva no debe debilitar, sino más bien estimular la solicitud por el trabajo en la tierra presente. Los buenos frutos de nuestro esfuerzo los volveremos a encontrar, de hecho, cuando Cristo entregue al Padre su reino eterno y universal. Que María santísima, Virgen del Adviento, nos permita vivir este tiempo de gracia vigilantes y operosos en la espera del Señor". (S.L) (Agencia Fides 28/11/2005; Líneas: 28 Palabras: 401)


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