VATICANO - El Santo Padre Benedicto XVI inaugura el año Académico de la universidad Católica del Sagrado Corazón: "He aquí el gran desafío: dar vida a una auténtica Universidad Católica que se distinga por la calidad de la investigación y de la enseñanza y al mismo tiempo por la fidelidad al Evangelio y el Magisterio de la Iglesia"

viernes, 25 noviembre 2005

Roma (Agencia Fides) - "En este momento, quisiera que toda la familia de la Universidad Católica se sintiera unida, ante la mirada de Dios, al inicio de un nuevo tramo del camino en el compromiso científico y formativo": con estas palabras el Santo Padre Benedicto XVI se ha dirigido esta mañana al Rector, docentes, médicos y estudiantes de la Facultad de Medicina y Cirugía "Agostino Gemelli" de Roma, dónde se ha acercado para la inauguración del año Académico de la universidad Católica del Sagrado Corazón.
Al inicio de su discurso en el salón de actos de la universidad, el Santo Padre Benedicto XVI ha recordado "los momentos cargados de ansiedad y conmoción" vividos durante las últimas hospitalizaciones de Juan Pablo II en el Policlínico Gemelli. “Desde las habitaciones de este Hospital el Papa impartió a todos una enseñanza incomparable sobre el sentido cristiano de la vida y del sufrimiento, testimoniando en primera persona la verdad del mensaje cristiano".
La Universidad Católica del Sagrado Corazón, en sus cinco sedes y catorce facultades, cuenta con cerca de 40.000 estudiantes inscritos. Estos millares de jóvenes ¿Qué tipo de cultura han encontrado, asimilado y elaborado? He aquí el gran desafío en primer lugar de los responsables de esta Universidad, del cuerpo docente y también de los mismos estudiantes: dar vida a una auténtica Universidad Católica que se distinga por la calidad de la investigación y de la enseñanza y al mismo tiempo por la fidelidad al Evangelio y el Magisterio de la Iglesia". El Papa ha afirmado a este respeto la validez de la unión entre la universidad Católica del Sagrado Corazón y la Santa Sede por medio del instituto Toniolo de Estudios Superiores, "un sólido anclaje de la universidad con la Cátedra de Pedro y con el patrimonio de los valores dejados en herencia por sus fundadores".
Centrándose luego en la "misión" de la universidad católica, " hacer investigación científica y actividad científica según un proyecto cultural y formativo coherente, al servicio de las nuevas generaciones y del desarrollo humano y cristiano de la sociedad", el Santo Padre Benedicto XVI ha citado el rico patrimonio de enseñanzas que ha dejado el Papa Juan Pablo II. "Él siempre demostró que el hecho de ser «católica» no quita nada a la Universidad, sino que más bien la valoriza al máximo". "La Universidad católica es, por este motivo, un gran laboratorio en el que, según las diferentes disciplinas, se elaboran siempre nuevos caminos de investigación en un diálogo estimulante entre fe y razón que busca recuperar la síntesis armoniosa alcanzada por Tomás de Aquino y por los demás grandes pensadores cristianos, una síntesis que por desgracia es contestada por corrientes importantes de la filosofía moderna". “Como consecuencia, desaparece al final la cuestión que dio origen a la universidad --la cuestión de la verdad y del bien-- para ser sustituida por la cuestión de la factibilidad. Este es, por tanto, el gran desafío de las universidades católicas: la investigación científica, según el horizonte de una auténtica racionalidad, diferente a la que hoy ampliamente domina, según una razón abierta a la cuestión de la verdad y de los grandes valores inscritos en el mismo ser, abierta, por tanto, al trascendente, a Dios". El Santo Padre ha subrayado como el trabajo cotidiano de una Universidad católica se construye conjugando fe y ciencia: “¿No es una aventura entusiasmante? Sí lo es, pues al moverse dentro de este horizonte de sentido, se descubre la unidad intrínseca que une las diferentes ramas del saber: la teología, la filosofía, la medicina, la economía, toda disciplina, hasta las tecnologías más especializadas, pues todo está relacionado".
Por último, el Papa ha exhortado a remar mar adentro, “en el mar profundo del saber, confiando en la palabra de Cristo... En el vasto mar de la cultura, Cristo siempre tiene necesidad de «pescadores de hombres», es decir, de personas de conciencia y bien preparadas que pongan sus competencias profesionales al servicio del bien, en última instancia, al servicio del Reino de Cristo". (S.L) (Agencia Fides 25/11/2005, Líneas: Palabras:


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