AMERICA/EL SALVADOR - "El país que lleva el nombre de Cristo, nuestro Salvador, navega en un mar de violencia" denuncian los Obispos de El Salvador, exhortando a "no dejarse vencer por el mal"

miércoles, 23 noviembre 2005

San Salvador (Agencia Fides) - Con ocasión de la festividad de la "Virgen de la Paz”, Patrona de El Salvador, los Obispos han publicado una Carta pastoral titulada "No dejarse vencer por el mal", para reflexionar sobre la responsabilidad que concierne a cada salvadoreño en la construcción de una sociedad fraterna, pacífica, justa y solidaria, en el que reine realmente la paz. La larga carta, fechada el 21 de noviembre del 2005, se centra sobre todo en la dramática situación de violencia que arrecia en la nación.
El documento está dividido en 6 capítulos: "La violencia nos ahoga”, "No debemos resignarnos ante la violencia", "No te dejes vencer por el mal", “Vence el mal con el bien", "Para vivir en paz, pongamos en el centro a la persona humana", "La paz esté con vosotros". Antes de nada se ofrece una panorámica de los diversos tipos de violencia que atenazan a la nación, después los Obispos levantan su voz para invitar a todas las personas a sacudirse la resignación, la pasividad y a no dejarse vencer por mal. Por último, a la luz del Evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia, se indica el camino que debe recorrerse para salir de esta dramática situación.
"La violencia está cada vez más presente, en primer lugar en el seno mismo de las casas - escriben los Obispos -; sea la violencia que sufre la mujer por parte del marido o la que sufren los niños y niñas a pesar de su tierna edad: violencia física, violencia psicológica y, en forma creciente, incluso violencia sexual". A la violencia doméstica y a la delincuencia común se suma la violencia de las bandas juveniles o maras, del narcotráfico y del crimen organizado. Se mata para robar, por venganza, por comisión, bajo el efecto del alcohol o las drogas. Se mata casi siempre con las armas que circulan prácticamente sin control, se mata a sangre fría, con actos de barbarie y dentro de una completa impunidad. Hay quien afirma que se mata incluso como método de limpieza social" puntualizan los Obispos con dolor y preocupación.
Además subrayan que "la violencia se ha hecho omnipresente. El país que lleva el nombre de Cristo Salvador, navega en un mar de violencia. La nación confiada al patrocinio de Nuestra Señora de la Paz, ha llegado a un nivel de violencia homicida que va aumentando."
Según datos del Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), El Salvador es uno de los países más violentos de América latina: el pasado año se cometieron más de 2.700 homicidios y desde enero hasta julio de este año ya son más de 2.000. Se calcula que actualmente hay una media de doce homicidios al día. Lo que preocupa y aflige aún más a los Obispos es el hecho de que quizás los salvadoreños han llegado a acostumbrarse a considerar la violencia como algo inevitable, con la que están condenados a convivir. Por ello, expresan la convicción de que esta dramática realidad sólo podrá ser transformada si todos y cada uno asume, con conciencia y valentía, sus propias responsabilidades, pero sobre todo, si se pone al hombre en el centro de las preocupaciones.
La construcción de un humanismo integral y solidario, que pueda animar un nuevo orden social, económico y político fundado en la dignidad y la libertad de toda persona humana y un nuevo orden que se realiza en la paz, la justicia y la solidaridad, sólo será posible si cada hombre y cada mujer y los diversos grupos saben cultivar las virtudes morales y sociales, y las difunden en la sociedad. La solidaridad en la era de la globalización exige al mismo tiempo la defensa de los derechos humanos: "combatir la violencia implica el esfuerzo generoso de ofrecer una vida digna a todos los salvadoreños". (RZ) (Agencia Fides 23/11/2005, Líneas: 45 palabras: 668)


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