VATICANO - En la solemnidad de Cristo Rey, Benedicto XVI recuerda en el ángelus la Constitución pastoral Gaudium et spes: "La misión de la Iglesia ayer, hoy y siempre: anunciar y testimoniar a Cristo, para que el hombre, cada hombre pueda realizar plenamente su vocación"

lunes, 21 noviembre 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En el último domingo del año litúrgico, en el que la Iglesia celebra la solemnidad de Cristo Rey del universo, el San Padre Benedicto XVI ha vuelto a recordar una vez más el Concilio Vaticano II, y precisamente la Constitución pastoral "Gaudium et spes" promulgada hace 40 años. "Desde el anuncio de su nacimiento, el Hijo unigénito del Padre, nacido dela Virgen Maria, es definido como "rey", en sentido mesiánico, es decir heredero del trono de David, según las promesas de los profetas, para un reino que no tendrá fin" ha explicado el Papa Benedicto XVI antes del rezo del ángelus. "Durante su vida pública, Jesús inauguró el nuevo Reino, que no es de este mundo', y al final lo realizó plenamente con su muerte y resurrección.... El Reino de Cristo es un don que se ofrece a los hombres de todo tiempo, para que todo el que crea en el Verbo encarnado no muera, sino que tenga la vida eterna' (Jn 3,16). Por ello, precisamente en el último Libro del Biblia, el Apocalipsis, Él proclama: 'Yo soy el Alfa y Omega, el principio y el fin', (Ap 22,13).
"Cristo alfa y omega" es el título del párrafo que concluye la primera parte de la Constitución pastoral "Gaudium et spes" del Concilio Vaticano II, ha recordado después Benedicto XVI, citando algunas expresiones tomadas de las palabras del Siervo de Dios el Papa Pablo VI. "A la luz de la centralidad de Cristo, la Gaudium et spes interpreta la condición del hombre contemporáneo, su vocación y dignidad, así como los ámbitos de su vida: la familia, la cultura, la economía, la política, la comunidad internacional. Es este la misión de la Iglesia ayer, hoy y siempre: anunciar y testimoniar a Cristo, para que el hombre, cada hombre pueda realizar plenamente su vocación."
Luego el Santo Padre ha invitado a invocar la intercesión de la Virgen Maria para que nos obtenga el poder acoger a su Hijo Jesús "como Señor de nuestra vida, para cooperar fielmente a la llegada de su Reino de amor, de justicia y de paz."
Después de la oración del ángelus, el Papa ha dirigido un particular saludo a los fieles mexicanos, que habrían participado en la Archidiócesis de Guadalajara en la beatificación de un grupo de 13 mártires mexicanos "que afrontaron el martirio por defender su fe" entre 1920 y 1930. "En esta solemnidad de Jesucristo Rey del universo, que invocaron en el momento supremo de entregar su vida, ellos constituyen para nosotros un ejemplo permanente y un estímulo para dar testimonio coherente de nuestra fe en la sociedad actual" ha dicho el Santo Padre. Luego Benedicto XVI también ha recordado el Día pro orantibus, por las comunidades religiosas de vida contemplativa, que se celebra cada año el 21 de noviembre, memoria litúrgica de la Presentación de Maria Santísima en el templo: "En nombre de toda la Iglesia, expreso mi gratitud a cuantos consagran su vida a la oración en la clausura, ofreciendo un elocuente testimonio de la primacía de Dios y su Reino. Invito a estar junto a ellas con nuestro apoyo espiritual y material". (S.L) (Agencia Fides 21/11/2005; Líneas: 38 Palabras: 570)


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