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La celebración de la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, dedicada al tema “Eucaristía fuente y cumbre de la vida y de la misión de la iglesia”, con la que ha concluido el Año de la Eucaristía, ha constituido el acontecimiento central en la vida de la Iglesia de este mes. Del 2 al 23 de octubre más de 250 Padres Sinodales provenientes de todo el mundo, se han reunido en el Vaticano, en torno al Santo Padre Benedicto XVI, quien ha seguido constantemente los trabajos del Sínodo para reflexionar y rezar sobre el Misterio de la Eucaristía. Durante las citas dominicales para el rezo del Ángelus y las del miércoles para la audiencia general, el Santo Padre no ha dejado de subrayar la importancia de la Eucaristía para la vida y la misión de toda la Iglesia invitando a unirse espiritualmente a los trabajos del Sínodo. El Papa Benedicto XVI ha querido recordar en diversas ocasiones a su predecesor, el Papa Juan Pablo II, que convocó el Año de la Eucaristía y esta Asamblea Sinodal. Los trabajos del Sínodo han estado alternados por momentos de oración para los Padre Sinodales y con el encuentro festivo del Papa Benedicto XVI con más de cien mil niños de Primera Comunión reunidos en la Plaza de San Pedro para una catequesis sobre la Eucaristía dirigida por el Santo Padre y la adoración eucarística. Con ocasión de la clausura del Sínodo y del Año de la Eucaristía, en el domingo en que la Iglesia celebraba la Jornada Misionera Mundial, el Santo Padre Benedicto XVI ha subrayado una vez más la unión estrecha entre Eucaristía y Misión y durante la canonización de algunos nuevos Santos, ha recordado como también la acción misionera de los más grandes santos ha tenido siempre como fuente y alimento el sacramento de la Eucaristía.
