EUROPA/ESLOVAQUIA - EL CARDENAL KOREC A FIDES: “LA VISITA DEL PAPA NOS DÉ UN IMPULSO, AÚN MAYOR, PARA LA EVANGELIZACIÓN Y LA PROFUNDIZACIÓN DE LA FE: LO NECESITAMOS TANTO, NOSOTROS Y TODO EL MUNDO” - EL DON DE LOS JÓVENES AL PAPA: EL NUEVO A TESTAMENTO TRASCRITO A MANO POR ELLOS.

martes, 9 septiembre 2003

Nitra (Agencia Fides) – Con ocasión de la tercera visita apostólica a Eslovaquia del Santo Padre, Juan Pablo II, que tendrá lugar entre los días 11 y 14 de septiembre, la Agencia Fides ha pedido un parecer al Cardenal Jan Chryzostom Korec, Obispo de Nitra. El purpurado recuerda la difícil historia de la comunidad católica eslovaca y la larga persecución comunista de la que fue testigo, habiendo permanecido encerrado durante 12 años en una minúscula celda, sin luz y sin aire, y habiendo sufrido, sucesivamente, arresto domiciliar. El Cardenal nos habla, también, del renacimiento religioso tras la caída del comunismo y de qué se espera de la visita del Santo Padre. Publicamos, a continuación, su intervención íntegra.

“Eslovaquia es, hoy, llamada República Eslovaca y es un país muy antiguo, localizado en Europa central, en proximidad de Polonia, Austria y Ucrania, entre las montañas Tatra y el gran río Danubio. La primera iglesia cristiana fue consagrada a Nitra por el arzobispo de Salisburgo Adalramo. En el 863, los santos hermanos Cirilo y Metodio, que sentando las sólidas bases del cristianismo en nuestro país, se unieron a nuestros antepasados en Eslovaquia. Hoy son, ambos, los compatrones de Europa. Estando aún en vida San Metodio, se erigió en Nitra, Eslovaquia, la primera diócesis de toda la Europa central y oriental. Después de este acontecimiento, Eslovaquia vivió todavía mil años en el ámbito del gran reino húngaro, que había sido fundado por el santo rey Estéfano alrededor del año 1.000. Eslovaquia formaba parte de la fortaleza de la Europa cristiana y resistía a los continuos ataques de los Tártaros y, mas tarde, del los del Imperio turco de Osmán.

Hoy, Eslovaquia, vive como un estado independiente que lleva el nombre de República Eslovaca, pero ha tenido que soportar dos guerras mundiales y sus ciudadanos, sobre todo los cristianos, han sufrido, desde 1948, una de las mayores persecuciones de la Iglesia bajo el régimen comunista, hasta la caída de éste en 1989. Los obispos, los sacerdotes y también los laicos fueron encarcelados; las órdenes religiosas fueron eliminadas; se cerraron los seminarios diocesanos, las organizaciones y la prensa católica. Se trató de una época bárbara, llena de terror.

En 1989 reconquistamos la libertad. Su Santidad Juan Pablo II, que fue elegido a la Cátedra de Pedro en 1978, nos ha sido de gran ayuda en nuestra lucha por la libertad bajo el régimen comunista. Aquí en Eslovaquia hemos seguido sus discursos y sus viajes, sobre todo a través de la televisión de Viena, Austria. Las actividades de Juan Pablo II nos daban una gran y extraordinaria fuerza. Conocía muy bien nuestra situación desde los tiempos en los que era Arzobispo de Cracovia, ciudad que se encuentra al otro lado de las montañas Tatra. Tras la caída del régimen comunista, en abril de 1990 vino a visitar Eslovaquia por primera vez. Nombró Obispos incluso en las diócesis que no habían tenido Pastores durante 30-40 años. Esta visita sirvió de gran estímulo y significó una bendición para todos nosotros. Toda la vida de la Iglesia empezó a renovarse –las órdenes religiosas, tanto masculinas como femeninas, recobraron vida, los seminarios volvieron a abrirse y fueron erigidas escuelas católicas e, incluso, la Universidad católica.

En 1995, Juan Pablo II vino por segunda vez, en una visita que duró cuatro días. Durante su peregrinación a Eslovaquia fue acogido por centenares de miles de fieles. Ahora esperamos la tercera visita del Santo padre, que ha cumplido 83 años. Nos hemos preparado para ella con la oración, sobre todo con el Rosario, con novenas, y también con varias actividades de carácter espiritual y caritativo. Los jóvenes regalarán al santo Padre, como gesto de reconocimiento al Sucesor de Pedro, el libro del Nuevo Testamento, que han trascrito a mano en hojas bellísimas. Este libro excepcional, encuadernado en piel, pesa unos 10 k. Se trata, además, de un gesto de fidelidad hacia el Santo Padre.

De esta visita nos esperamos estímulo para la unidad, para una fe más profunda y para una mayor colaboración recíproca, de la que tenemos tanta necesidad, sobre todo en estos tiempos en los que estamos rodeados de tantos problemas. Puede que el Santo Padre dirija, desde Eslovaquia –el centro de Europa- un discurso a nuestro continente, con el fin de que todos nosotros hagamos crecer Europa a partir de esas sanas raíces desde las que ha crecido espiritual y culturalmente durante siglos. La visita del Santo Padre tendrá un significado no sólo para nosotros sino, aun más amplio, para todo el mundo. Hoy, Eslovaquia envía nuevamente misionarios en el mundo entero, como lo hacía libremente antes. Nuestros misioneros –que cada vez son más numerosos- se encuentran en Japón, en Indonesia, en África y en América Latina.

Recemos para que la visita del Santo Padre nos dé un impulso aún mayor para la evangelización y la profundización de la fe: lo necesitamos tanto, nosotros y todo el mundo.
Cardenal Jan Chryzostom, Korec, Obispo de Nitra
(S.L.) (Agencia Fides 9/09/03)


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