ÁFRICA/BURKINA FASO - La inseguridad que se extiende en grandes áreas llega a la parroquia de Pissila

viernes, 4 octubre 2019 violencia   terrorismo   cáritas  

Uagadugú (Agencia Fides) - “La situación de inseguridad es extremadamente grave. No pasa un día sin nuevas víctimas”. Es el grito de alarma lanzado por el Ministro de Asuntos Exteriores de Burkina Faso, Alpha Barry, sobre las condiciones de seguridad en las que viven grandes zonas de su país. Los grupos yihadistas, después de sembrar el terror en Malí y Níger, están extendiendo la inestabilidad en Burkina Faso, país bisagra entre el Sahel y los estados de África occidental que bordean las costas atlánticas.

Hasta las comunidades cristianas llegan los ataques terroristas. Una de las diócesis más afectadas es la de Kaya, en el centro-norte, donde, el domingo 12 de mayo, durante el asalto contra la iglesia de Dablo, el padre Siméon Yampa y cinco fieles fueron asesinados (ver Fides 13/5/2019).

Entre las parroquias más afectadas de la diócesis se encuentra la de Nuestra Señora de la Asunción de Pissila. Varias aldeas de su territorio han sufrido repetidos ataques de individuos armados no identificados, causando víctimas y destrucción material. Los habitantes han sido forzados a un éxodo masivo a zonas más seguras, incluido el centro de Pissila, donde son acogidos en algunas familias o en estructuras temporales instaladas en escuelas.

Las condiciones de vida son muy difíciles: falta de alimentos, atención adecuada, sin espacio suficiente, etc. La parroquia de Pissila, junto con Cáritas Ocades-Kaya, ha lanzado un programa de asistencia para personas desplazadas que proporciona la donación de alimentos y necesidades básicas. Entre los desplazados no había casi hombres. A excepción de algunas personas mayores, solo hay niños y mujeres. Se debe a que el objetivo de los terroristas son principalmente los hombres, incluso jóvenes de 12 a 15 años están siendo asesinados. Muchos otros han huido para refugiarse en otro lugar, incluso en Costa de Marfil.

Para la vida eclesial, el daño es inmenso: las iglesias en las aldeas afectadas están cerradas, las liturgias han cesado y los catequistas se han refugiado en Pissila. Las fuerzas de seguridad aún no se han desplegado en la zona. Muchas familias incluso no han podido enterrar aún a sus seres queridos.
(L.M) (Agencia Fides 04/10/2019)


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