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También en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, donde el Santo Padre ha transcurrido casi completamente el mes de septiembre, Benedicto XVI ha continuado su actividad normal encontrando a los peregrinos procedentes de todas las partes del mundo para el Ángelus dominical, ha recibido a Obispos y Embajadores, personalidades del mundo de la cultura, religiosos y estudiosos. Todos los miércoles el Santo Padre seha trasladado hasta la Plaza de San Pedro, para reunierse con los numerosos fieles y peregrinos. La celebración de la XI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos y la conclusión del Año de la Eucaristía, han sido los temas recurrentes antes del rezo del Ángelus: el Pontífice ha invitado a toda la Comunidad eclesial a sentirse implicada en la preparación inmediata al Sínodo, ha hablado de la santificación de los sacerdotes por medio del sacramento de la Eucaristía, y de la unión entre Eucaristía y caridad. En Castelgandolfo el Santo Padre también ha tenido un importante encuentro ecuménico con los rabinos jefe de Israel, el Sr. Shlomo Moshe Amar y el Sr. Yona Metzger. El Sumo Pontífice les ha recordado el cuadragésimo aniversario de la declaración conciliar Nostra Aetate, un texto que continua siendo actual para dar una notable contribución a las relaciones de los católicos con miembros de otras religiones y en particular con los judíos. Durante este mes, el Santo Padre ha encontrado a los Obispos mexicanos, venidos a Roma con ocasión de la visita Ad limina Apostolorum, a los que ha recibido en cuatro grupos. Profundas y significativas las palabras que Benedicto XVI ha querido dirigirles sobre la situación del País, el empeño de la Iglesia, la formación del clero. En particular, el Santo Padre ha recordado a los Obispos la necesidad de fundar toda acción misionera en el sacramento de la Eucaristía, "fuente y cumbre de la vida de la Iglesia."
