VATICANO - En la Jornada Misionera Mundial el Santo Padre Benedicto XVI concluye el Sínodo de los Obispos con la canonización de cinco Beatos: "la Eucaristía como fuente de santidad y alimento espiritual para nuestra misión en el mundo". Un saludo fraternal a los Obispos de la Iglesia en China

lunes, 24 octubre 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "En este XXX domingo del tiempo ordinario… Se concluyen contemporáneamente el Año de la Eucaristía y la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, dedicada precisamente al misterio eucarístico en la vida y en la misión de la Iglesia, y acaban de ser proclamados santos, cinco beatos… Además, hoy es la Jornada Misionera Mundial, cita anual que despierta en la comunidad eclesial el impulso por la misión.." Con estas palabras el Santo Padre Benedicto XVI ha iniciado su homilía durante la solemne Concelebración Eucarística que ha presidido en la plaza de San Pedro el domingo 23 de octubre. "La actual liturgia - ha dicho el Pontífice - nos invita a contemplar la Eucaristía como fuente de santidad y alimento espiritual para nuestra misión en el mundo: esta gran "don y misterio" nos manifiesta y comunica la plenitud del amor de Dios."
Comentando el Evangelio proclamado, Benedicto XVI ha explicado que "el doble mandamiento del amor de Dios y del prójimo encierra los dos aspectos de un único dinamismo del corazón y de la vida… En la Eucaristía contemplamos el Sacramento de esta síntesis viviente de la ley: Cristo nos entrega en sí mismo la plena realización del amor por Dios y del amor por los hermanos". Recordando de nuevo el tema de la conversión como “principio del camino de santidad" del cristiano, el Papa ha dicho: "El santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad que queda progresivamente transformado. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo, incluso a sí mismo. Le es suficiente el amor de Dios, que experimenta en el servicio humilde y desinteresado del prójimo, especialmente de aquellos que no tienen la capacidad de corresponder. ¡Qué providencial es el hecho de que hoy la Iglesia dé a conocer a todos sus miembros cinco nuevos Santos que, nutridos por Cristo Pan vivo, se convirtieron al amor y en él han infundido toda su existencia!”
Luego el Papa ha vuelto a recordar algunos trazos de la espiritualidad de los nuevos Santos: las jornadas de San Józef Bilczewski venían marcadas por la Santa Misa, la Liturgia de las Horas, la meditación, el rosario y otras prácticas de piedad. "Un tiempo particularmente largo era dedicado a la adoración eucarística". También San Zygmunt Gorazdowski se hizo famoso "por la devoción fundada en la celebración y la adoración de la eucaristía. El vivir la ofrenda de Cristo lo condujo a los enfermos, los pobres y los necesitados". San Alberto Hurtado hizo del mandamiento del amor que nos dejó Jesús su programa de vida; "la formación recibida en la Compañía de Jesús, consolidada por la oración y adoración de la Eucaristía, lo llevó a dejarse conquistar por Cristo, siendo un auténtico contemplativo en acción". La Misa cotidiana y la frecuente adoración del Sacramento del altar fueron el alma del sacerdocio de San Cayetano Catanoso que se dedicó a la predicación, a la catequesis, al ministerio de la Confesión, a los pobres, a los enfermos, al cuidado de las vocaciones sacerdotales". San Félix de Nicosia, humilde Fraile Capuchino, austero y penitente, “fue gradualmente plasmado y transformado por el amor de Dios, experimentado y actualizado en el amor al prójimo… nos enseña a coger el sentido de familia y el servicio a los hermanos."
El Santo Padre ha enviado después, en nombre de todo el Episcopado, un fraterno saludo a los Obispos de la Iglesia en China: "Con viva pena hemos sentido la falta de sus representantes. Quiero también asegurarles a todos los Prelados chinos que, con la oración, estamos junto a ellos y a sus sacerdotes y fieles. El sufrido camino de las comunidades, confiadas a su cuidado pastoral, está presente en nuestro corazón: aquel no quedará sin dar fruto, porque es una participación en el Misterio pascual, para gloria del Padre".
En la parte final de la homilía el Papa ha recordado que los trabajos sinodales han permitido de profundizar en los aspectos más destacados del misterio eucarístico: "La contemplación de la Eucaristía debe impulsar a todos los miembros de la Iglesia, en primer lugar a los sacerdotes, ministros de la Eucaristía, a avivar su compromiso de fidelidad. Sobre el misterio eucarístico, celebrado y adorado, se basa el celibato que los presbiterios han recibido como dono precioso y signo del amor indiviso hacia Dios y el prójimo. También para los laicos la espiritualidad eucarística debe ser el interior motor de toda actividad y ninguna dicotomía es admisible entre la fe y la vida en su misión de animación cristiana del mundo”.
En la conclusión del Año de la Eucaristía, Benedicto XVI ha invitado a dar gracias a Dios por los muchos dones concedidos a la Iglesia en este tiempo y, como los discípulos de Emaús después del encuentro con el Señor Resucitado, ha exhortado: " también nosotros volvemos a emprender el camino, animados por el vivo deseo de testimoniar el misterio de este amor que da esperanza al mundo”.
En esta perspectiva eucarística se coloca oportunamente la Jornada Misionera Mundial: "Aún hoy, frente a las multitudes, Cristo continúa exhortando a sus discípulos: ‘Dadles vosotros de comer’ (Mt 14,16) y, en su nombre, los misioneros anuncian y testimonian el Evangelio, a veces también con el sacrificio de la vida. Queridos amigos, todos debemos partir desde la Eucaristía” (S.L) (Agencia Fides 24/10/2005, rayas 56, palabras 803,


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