ÁFRICA/CONGO R.D. - FINALMENTE, LOS CASCOS AZULES INCIAN A CUMPLIR MISIONES TAMBIÉN EN LAS ALDEAS DEL ITURI, AMENAZADAS POR LAS DISTINTAS MILICIAS DE LA REGIÓN. PERPLEJIDAD FRENTE A LA ELECCIÓN DE MILITARES NO FRANCÓFONOS

viernes, 5 septiembre 2003

Bunia (Agencia Fides) – “Por el momento, los cascos azules de la ONU han llevado a cabo sólo una misión de reconocimiento en Fataki”, declaran fuentes de la Iglesia local contactadas por la Agencia Fides en Bunia, capital del Ituri, región situada al nordeste de la República Democrática del Congo. “Los soldados de la MONUC (Misión de Observación de las Naciones Unidas en Congo) fueron a Fataki, a unos 100 km de Bunia, para verificar las condiciones de seguridad de la zona y preparar la llegada de un contingente estable de los Cascos Azules”, añaden nuestras fuentes. “Los militares de la MONUC se atienden también en Kpandroma (a 70 km de Bunia) para supervisar el desarme de algunos miembros de la milicia Lendu”.
“En Fataki –nos cuentan- hay, al menos, cinco mil desplazados que necesitan ayuda urgente. En esa localidad, además, al menos 200 personas resultaron asesinadas durante las últimas semanas en el curso de los enfrentamientos entre las diferentes facciones que se contienden la zona”.
Vista la difícil situación de la región, la ONU ha otorgado poderes más amplios a la MONUC, puesto que la precedente misión de las Naciones Unidad no fue capaz de impedir las masacres que, la primavera pasada, devastaron Bunia y el resto del Ituri. En mayo de este año, el apremio de las Naciones Unidas consiguió el despliegue de una fuerza de paz guiada por la Unión Europea (misión Artemis). El 1 de septiembre, una MONUC renovada y dotada de mayores poderes, reemplazó a los militares de Artemis. Los 2.500 hombres de la MONUC, procedentes de Bangladesh, India, Nepal, Pakistán y Urugay, podrán, ahora, desplegarse también fuera de Bunia y emplear la fuerza para poner fin a los enfrentamientos entre las diferentes milicias presentes en la región.
“El nuevo mandato de la MONUC ha vuelto a dar un poco de esperanza a la gente, sobre todo a los habitantes de las aldeas del Ituri, que sufren continuos saqueos y violencias”, afirman las fuentes de Fides. “Ha llegado el momento de que a las palabras sigan las obras y de que los soldados de paz se demuestren a la altura de su misión. Deja un poco perplejos el hecho de que se hayan elegido militares procedentes de países no francófonos, pues esto crea un problema de comunicación con los habitantes locales”.
Ituri sufre, desde hace años, una guerra civil que interesa a diversos grupos armados locales, apoyados por algunos países limítrofes que tienen interés en explotar las riquezas naturales de la región. Ituri, de hecho, es un país rico de oro, coltan (columbite-tantalio indispensable para la in industria electrónica, como la de los teléfonos móviles), uranio y petróleo (todavía por explotar).
Desde 1999 hasta hoy, el conflicto ha provocado ya más de 50.000 víctimas, entre las cuales algunos sacerdotes. El pasado 7 de mayo fue asesinado en su domicilio el padre Ráphaël Ngona, y el día 11, los guerrilleros asesinaron a otros dos sacerdotes congoleños, cuyos cuerpos mutilados fueron hallados en los locales de la parroquia de Nyakasanza. Se trataba de los padres François Xavier Mateso y Aimé Ndjabu. En la iglesia se habían refugiado algunas personas de las que, al menos 48, fueron también asesinadas.
(L.M.) (Agencia Fides 5/9/2003 Líneas: 41 Palabras: 565)


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