AMERICA/CHILE - "Nosotros creyente y todos los hombres y mujeres de buena voluntad, tienen un desafío enorme: proponer a nuestro mundo, y en particular a los jóvenes, valores de esperanza": llamamiento del Comité Permanente de la Conferencia Episcopal Chilena

viernes, 14 octubre 2005

Santiago de Chile (Agencia Fides) - El deber de las instituciones públicas “es ayudar a la población a llevar una vida sana y digna. Es necesario valorar la belleza de una sexualidad madura y fiel, consciente de su capacidad de formar una familia y de acoger en ella a los hijos que sean frutos del amor. Hay que decir con claridad que el sexo desenfrenado ofende la dignidad humana, prepara rupturas matrimoniales y conduce a una sociedad decadente. Los creyentes, y todos los hombres y mujeres de buena voluntad, sin pretender entrar en polémicas estériles y vacías, tenemos un enorme desafío: proponer a nuestro mundo, y en particular a los jóvenes, valores de esperanza: la humanización de la vida, la verdadera dignidad de la persona humana, especialmente de la mujer. Ella, ni ningún ser humano, es un objeto de placer que se usa y luego se desecha”.
Lo afirma el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal Chilena (CEC) en su declaración "¿Qué sociedad queremos?” frente a la fuerte campaña de comunicación que está realizando el Gobierno chileno, a través del Ministerio de la Salud Pública, para promover la difusión masiva y generalizada de los profilácticos como medio para contrarrestar el Sida.
La Iglesia, precisamente porque reconoce la gravedad del problema, propone la búsqueda de soluciones concordes con la dignidad humana y en el ámbito de una concepción integral de la persona. "La libertad de opciones sólo es legítima cuando procura el bien, cuando es justa y respetuosa de la dignidad humana" puntualiza la declaración de la CEC. Luego expresa su perplejidad y amargura ante la Campaña del Ministerio de Salud, sobre todo porque no afronta la causa del problema, sino que se limita a sus efectos, "recomendando técnicas y métodos preventivos que presuponen una actitud permisiva como son las relaciones sexuales sin un trasfondo de amor maduro y comprometido en el matrimonio y en la vida familiar". En consecuencia, se arrinconan consideraciones éticas fundamentales, separando la sexualidad de su dimensión procreativa, olvidando el dominio de si mismo y reduciendo el problema a una fórmula exclusiva, el preservativo.
La Iglesia chilena cierra su documento afirmando con valentía y claridad que " Si queremos una sociedad verdaderamente sana, tratemos a los seres humanos como personas. De lo contrario empobrecemos la condición humana cuya dignidad más honda es ser imagen y semejanza de Dios". (RZ) (Agencia Fides 14/10/2005, Líneas: 31 Palabras: 430)


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