AMERICA/GUATEMALA - "La infancia debe ser una prioridad de las atenciones para las personas afectadas por el huracán Stan". En muchos centros escasean las medicinas; en Chichoy 500 personas no tienen ya nada para comer porque las ayudas no consiguen llegar a la aldea

jueves, 13 octubre 2005

Ciudad del Guatemala (Agencia Fides) - Caritas Guatemala en su última relación sobre la situación después del huracán Stan, señala que la infancia ha sido particularmente golpeada: "Stan ha flagelado el país dejando después de su paso dolor, muerte y destrucción. Centenares de personas, entre ellos niños y niñas han perdido la vida, sus familias y su estabilidad emotiva. En muchos de los ayuntamientos afectados comienzan ya los sufrimientos de la infancia, ya que se están agotando las medicinas de los centros de salud. Los niños con menos de 5 años son los más vulnerables, víctimas fáciles de las enfermedades gastrointestinales, respiratorias y dermatológicas". Cáritas Guatemala subraya además que "las familias afectadas piden que o se las abandone y que sean solidarias con ellas para poder mirar el futuro. Los damnificados solicitan que se agilice la reconstrucción de sus casas y recuperar las cosechas”.
Hoy todavía hay 7 poblados de Tecpán, Chimaltenango que continúan sin comunicaciones. En la aldea de Chichoy los 500 habitantes no tienen ya nada para comer, porque las ayudas que estaban destinadas a ellos no han podido llegar a causa de la inaccesibilidad de las carreteras. "No tenemos nada más para comer. Las tres tiendas de la aldea están completamente vacías" ha afirmado Rufino Guarcax, representante del Consejo de Desarrollo de Chichoy.
Su Exc. Mons. Pablo Vizcaíno, Obispo de Suchitepéquez-Retalhuleu, afirma que su diócesis es una de las más afectadas a nivel nacional: aunque el número de víctimas no haya sido tan elevado como en otras regiones del Guatemala, el daño material provocado a las cosechas de los pobres campesinos de la zona es enorme, y también la destrucción de muchas casas: 10,834 familias damnificadas, 115 aldeas afectadas. El Obispo señala con preocupación que aunque la situación de las personas es en estos momentos delicada, sin embargo cree que "lo peor está por llegar, sobre todo cuando se suspenda la ayuda humanitaria y las familias sean abandonadas a su propia suerte". La Diócesis, continúa el Obispo, buscará el modo mejor para estar cerca y ayudar a las familias damnificadas, durante el tiempo necesario, hasta que puedan instalarse en sus casas y tener la cosecha de sus campos. Por ello, Mons. Pablo Vizcaíno lanza un llamamiento para que no se olviden de ellos y agradece todas las expresiones de solidaridad y cercanía que han llegado hasta ahora. (RZ) (Agencia Fides 13/10/2005, Líneas: 32 Palabras: 434)


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