Organo de informacion de las Obras Misionales Pontificias desde 1927
Roma (Agencia Fides) - Publicamos algunos testimonios de las jóvenes recogidas durante el reciente Encuentro Internacional de Grupos Juveniles de Adoración Eucarística, "Venite Adoremus" y la misión “de los jóvenes a los jóvenes" en el centro de Roma.
"Para mí la Eucaristía siempre ha sido una presencia significativa. Gracias sobre todo al sacerdote de mi parroquia, d. Javier Mader, que hoy tiene 80 años. Verlo con frecuencia de rodillas, recogido en profunda oración, me hizo entender que debía haber algo importante en ese trozo de Pan presente en el altar" dice Mariela Gauto, de 25 años, del Paraguay. En su país es habitual la adoración Eucarística cada jueves y los grupos de oración promueven la adoración Eucarística en las parroquias. "Es importante - subraya Mariola - encontrar el modo de acercar las personas a Cristo. Hay un gran deseo en la gente de sentir esta Presencia divina que se encuentra en el pan consagrado."
Borna Karic tiene 22 años, viene de Zagreb (Croacia), y es seminarista en el Pontificio Seminario Romano Mayor de Roma. Ya tuvo experiencia del misterio de la Eucaristía haciendo como monaguillo, luego a los 17 años, con la ayuda de un sacerdote, pudo entender el sentido profundo de la celebración. "La Eucaristía es el fundamento de mi vida y mi jornada. Sin la Eucaristía no tendría sentido todo lo que hago. Vivo el Misterio de la Eucaristía, la adoración y el Sacrificio de la Misa sabiendo que es Jesús quien nos ha redimido de los pecados muriendo por nosotros en la Cruz. En el seminario vivo la Eucaristía con la adoración eucarística cotidiana, profundizando en los estudios, el magisterio de la Iglesia, la tradición de la Iglesia y estudiando la experiencia de los santos, los místicos y los grandes personajes que han hablado de la Eucaristía. Fuera del seminario trato de vivir lo que he celebrado, en cada momento y en cada acto, con una clara conciencia de que todo lo que me circunda depende de Dios y que a él tengo que dar gracias. En mi parroquia en Zagreb hay muchos coetáneos y cuando les cuento mi experiencia, su reacción es muy diversa. Hay jóvenes que han crecido en familias católicos practicantes con los que es más fácil entenderse, pero hay también otros han estado durante mucho tiempo lejos de la Iglesia y el acercamiento es más difícil y delicado. Pero todos me preguntan y quieren entender cuál es el motivo que ha arrastrado a un chico de su edad a un abandono tan total y a una vida de fe tan comprometida. Este espacio de diálogo me ofrece la posibilidad de testimoniar mi encuentro con Cristo."
Paolo Benigni, romano, de 22 años, estudiante de Filosofía en la universidad La Sapienza, ha encontrado a Jesús en el sacramento de la Eucaristía desde niño, frecuentando la Misa y la catequesis. En particular, la preparación a la Confirmación constituyó un momento muy importante para él. "Tengo que agradecer a mi vicepárroco de entonces, don Ricardo, que siempre permaneció a mi lado y a los 16 años me hizo entrar en el grupo de jóvenes de la parroquia. Entendió mi gran deseo de seguir la Eucaristía. Y en el tiempo, de modo natural, ha habido una continua evolución en el encuentro con Cristo que se ha desarrollado muy por encima de mis posibilidades. En este último año en la parroquia nos hemos reunido una vez al mes para la adoración Eucarística. Participo diariamente en la Misa de la mañana, antes de ir a clase en la universidad. También hemos organizado un grupo de ministros que trata de iniciar a la adoración Eucarística a los más pequeños. Jesucristo es nuestro mejor amigo, y así como hablamos con nuestros amigos, así enseñamos a los niños de 8 años y también a los jóvenes de 16-17 años a hablar con Jesús. Intentamos construir relaciones personales, de amistad, testimoniando que Cristo no está en los cielos, lejos de nosotros, sino que se encuentra todos los días en la Eucaristía y en las personas". (RF/SL) (Agencia Fides 12/10/2005 Líneas: 47 palabras: 705)
