ASIA/KAZAKHSTÁN - Acogida y dignidad para los niños de la calle y los huérfanos: el compromiso de la Iglesia

miércoles, 22 noviembre 2017 infancia   niños de la calle   niños   onu   solidaridad   cáritas   derechos humanos   educación   desarrollo  

Snow L Cons

Kapchagay (Agencia Fides) - “A principios de la década de 1990, después de la disolución de la Unión Soviética, la población de Kazakhstán se quedó desprovista de garantías sociales y asistenciales. Muchos niños terminaron en la calle o en el orfanato, mientras que otros no pudieron asistir a la escuela. Ante esta situación, pedimos a nuestra Señora la gracia de poder acoger, en su nombre, a estas indefensas criaturas. Así, gracias al compromiso de muchos, en octubre de 2000, en Kapchagay nacieron los 'Focolares', casas de acogida, oración y amor donde se cuida de estos niños”: lo explica a la Agencia Fides, con motivo del Día Internacional de los derechos de la niñez y la adolescencia (proclamada por la ONU para el 20 de noviembre), el p. Artur Zaras, sacerdote polaco en misión desde hace cuatro años en la parroquia de la Beata Virgen Señora de la Eucaristía en Kapchagay, Kazakhstán.
“Tenemos acogidos en seis casas a 63 niños de diferentes edades, nacionalidades y religiones. Casi todos provienen de familias destruidas por el alcohol, con padres muy enfermos o desempleados. Otros han crecido en la estepa, sin ninguna educación. Nos ocupamos de ellos, les llevamos a la escuela, compramos ropa y juguetes. Todas las semanas les realizamos controles pediátricos”, explica el sacerdote.
En la realización de este servicio, el p. Artur cuenta con la ayuda de tres hermanas polacas de la Inmaculada Concepción, la hermana Vera, la hermana Samuela y la hermana Rita. “Además, una vez a la semana nos ayudan una religiosa franciscana, la hermana Emilia, y una voluntaria llamada Eva, ambas de Almaty, que se encargan de preparar a los niños para recibir los sacramentos. También hay una pareja ortodoxos que se ocupan de la educación religiosa de los niños de esa comunidad” dice el misionero, agregando que, “además de la infancia y la adolescencia, también trabajamos con mujeres con niños recién nacidos y con ancianos necesitadas, a quienes compramos medicinas, porque suelen ser demasiado caras para ellos”.
La ciudad de Kapchagay, situada al sur de Kazahstán, en la región de Almaty, es una ciudad soviética fundada en los años setenta del siglo pasado a orillas de un depósito artificial de agua, creado con una barrera en el río Ili. La población de 50.000 personas está compuesta al 50% por comunidades étnicas asiáticas (principalmente Kazakis), mientras que la parte restante es de origen europea (rusos, ucranianos, polacos, alemanes, bálticos). La comunidad católica de Kapchagay está formada principalmente por descendientes de los polacos deportados por Stalin en 1936, que todavía viven de acuerdo con las tradiciones del país de origen. Los católicos viven en estrecho contacto con los fieles de otras comunidades religiosas, incluidos los rusos ortodoxos y los coreanos protestantes, pero también los musulmanes: “Nos reunimos y nos sentamos a menudo en la misma mesa, con el objetivo de ayudar a las personas a vivir de acuerdo con los valores de fraternidad, para construir la paz” concluye el p. Artur. (LF) (Agencia Fides 22/11/2017)


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