Instrumentum mensis Augusti pro lectura Magisterii Summi Pontifici Benedicti XVI, pro evangelizatione in terris missionum

sábado, 10 septiembre 2005

La XX Jornada Mundial de la Juventud de Colonia ha sido al centro del Magisterio de Benedicto XVI en el mes de agosto. La Jornada ha sido la ocasión para el primer viaje apostólico de Benedicto XVI de las paredes vaticanas, precisamente a su tierra nativa. Una Jornada completamente dedicada al tema de la adoración, como recuerda el título del acontecimiento: “Hemos venido a adorarlo" (Mt 2,2). El Papa ha propuesto a los jóvenes la Eucaristía y la adoración eucarística como el centro de la vida cristiana, alrededor de la cual deben girar las jornadas de todo creyente. Particularmente significativos los encuentros de Benedicto XVI con los representantes de las diversas confesiones cristianas de Alemania, con judíos y musulmanes, durante los cuales el Santo Padre ha reafirmado los principios inspiradores de un correcto diálogo ecuménico, diálogo que debe darse sin traicionar la verdad, esto es, a Jesucristo. El Pontífice ha subrayado una vez más los compromisos asumidos desde el inicio de su Pontificado: "continuar el camino hacia la mejora de las relaciones y la amistad con el pueblo hebreo", "asumir la recuperación de la plena y visible unidad de los cristianos como una prioridad del Pontificado", la necesidad de continuar "el diálogo interreligioso e intercultural entre cristianos y musulmanes… es en efecto una necesidad vital, de la que depende en gran parte nuestro futuro."
"Desde el corazón de la vieja Europa - dijo el Papa en la primera audiencia general después del viaje a Colonia, volviendo a recordar las palabras de la homilía conclusiva de la JMJ -, que en el siglo pasado, por desgracia, ha conocido horrorosos conflictos y regímenes inhumanos, los jóvenes han lanzado una vez más a la humanidad de nuestro tiempo el mensaje de la esperanza que no decepciona, porque se basa en la Palabra de Dios hecha carne en Jesucristo, muerto y resucitado por nuestra salvación. En Colonia los jóvenes han encontrado y adorado al Emmanuel, el Dios-con-nosotros, en el misterio de la Eucaristía y han comprendido mejor que la Iglesia es la gran familia a través de la cual Dios forma un espacio de comunión y unidad entre cada continente, cultura y raza, una - por así decir - gran comitiva de peregrinos conducida por Cristo, estrella radiante que ilumina la historia."


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