VATICANO - El Papa invita a que toda la Comunidad eclesial se siente involucrada en la preparación inmediata del Sínodo de Obispos sobre la Eucaristía "con la oración y reflexión, aprovechando toda ocasión, acontecimiento y encuentro". Un particular recuerdo para las víctimas del huracán en Estados Unidos de América y para Irak

lunes, 5 septiembre 2005

Castel Gandolfo (Agencia Fides) - Una invitación a toda la Comunidad eclesial, para que se sienta involucrada en la preparación inmediata de la asamblea Ordinaria del Sínodo de Obispos - que se desarrollará en el Vaticano en el próximo octubre sobre el tema "La Eucaristía: fuente y cumbre de la vida y la misión de la Iglesia" - "y que participen con la oración y la reflexión, aprovechando toda ocasión, acontecimiento y encuentro" ha sido dirigido por el Santo Padre Benedicto XVI durante la oración del ángelus el domingo 4 de septiembre.
Hablando desde la residencia de Castel Gandolfo, el Santo Padre se centró en particular en la última fase del Año de la Eucaristía, "querido por el amado Papa Juan Pablo II para despertar en el pueblo cristiano la fe, el estupor y el amor hacia este gran Sacramento que constituye el verdadero tesoro de la Iglesia". El Papa ha recordado la devoción con la que Juan Pablo II celebraba la Santa Misa, "y cuanto tiempo pasaba en adorante, silenciosa oración delante del Tabernáculo! ", en la hora de la muerte unió la entrega de su vida a la de Cristo en la misa que se celebraba junto a su cama. “Su existencia terrena se cerró en la octava de Pascua, precisamente en el corazón de este año eucarístico, en el que tuvo lugar el paso de su gran pontificado al mío. Con alegría, por tanto, desde el inicio de este servicio que el Señor me ha pedido, reafirmo el carácter central del sacramento de la presencia real de Cristo en la vida de la Iglesia en la de todo cristiano”.
El Papa ha recordado después las numerosas referencias al misterio de la Eucaristía durante la reciente Jornada Mundial de la Juventud, en particular la Vigilia del sábado 20 de agosto, en Marienfeld, "que tuvo su momento culminante en la adoración eucarística". En algunas iglesias de Colonia, Bonn y Düsseldorf se tuvo además la adoración continua, día y noche, con la participación de muchos jóvenes. Por último Benedicto XVI ha deseado que " sea cada vez más asidua y férvida la participación a la eucaristía en cada comunidad", y en particular, ha exhortado "a santificar con alegría el 'día del Señor', el domingo, día sagrado para los cristianos."
Después de la oración del ángelus, el Santo Padre ha dirigido su pensamiento a las víctimas del huracán en Estados Unidos de América y a cuántos han muerto en Bagdad por el pánico de la muchedumbre: "En estos días estamos todos tristes por el desastre provocado por un huracán en Estados Unidos de América, especialmente a Nueva Orleáns. Deseo asegurar mi oración para las victimas y sus familiares, por los heridos y los que han perdido la casa, los enfermos, niños, ancianos; bendigo a cuantos trabajan en la difícil labor de socorro y reconstrucción. He dado encargo al Presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, el Arzobispo Paul Josef Cordes, de llevar a las poblaciones afectadas el testimonio de mi solidaridad. Mi pensamiento también se dirige a los iraquíes que el miércoles pasado vieron morir a centenares de conciudadanos, víctimas del pánico irrefrenable, en su mayoría ancianos, mujeres y niños, reunidos en Bagdad en una conmemoración religiosa. Que el Todopoderoso toque el corazón de todos para que se instaure al fin en ese atormentado país un clima de reconciliación y de recíproca confianza". (S.L) (Agencia Fides 5/9/2005; Líneas: 40 Palabras: 613)


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