EUROPA/ITALIA - "¿Cómo podremos comunicar nuestra fe a hombres de otras naciones o culturas, si no la compartimos ya ahora con quién está a nuestro lado?” Una reflexión sobre los "pasos de la misión cristiana" en el último libro de Mons. Máximo Camisasca

miércoles, 27 julio 2005

Roma (Agencia Fides) - Los Apóstoles tuvieron el valor de ir a India, África y a otros lugares lejanos, afrontando una infinidad de peligros y dificultad. La misma experiencia se revive de modo conmovedor, a distancia de siglos, en los hechos misioneros de tantos cristianos. Pero ¿cómo podremos comunicar nuestra fe a hombres de otra nación o cultura, si no la compartimos ya ahora con quién está a nuestro lado? ¿Cómo podremos reconocer las necesidades de la gente que encontraremos en otros lugares, si no aprendemos a ver aquellas de quienes viven cerca nuestra? Son las preguntas provocadoras lanzadas por Mons. Máximo Camisasca, Fundador y Superior general de la Fraternidad Sacerdotal de los Misioneros de San Carlos Borromeo, en su último libro "Pasión por el hombre - Los pasos de la misión cristiana".
En estas páginas, que recogen una serie de conversaciones tenidas a lo largo de dos años, Mons. Camisasca reflexiona sobre la dimensión misionera como constitutiva de la fe de cada cristiano, que llama por lo tanto a todo creyente a dar sentido al encuentro y confrontación con las personas y situaciones en que se encuentra. Publicamos a continuación dos breves fragmentos del libro.
El principio sintético de la educación. "Las consideraciones desarrolladas hasta aquí nos permiten entrever la consistencia última de la educación a la cultura, a la caridad y a la misión. Estas tres dimensiones maduran en nosotros y en las personas que están con nosotros cuanto más se realiza "el hombre nuevo" del que habla San Pablo (cfr. Ef 2,15; 4,20-24). Una personalidad capaz de expresarse en los ambientes según las tres dimensiones, crece por medio de una continua llamada al origen de la humanidad nueva que las dimensiones mismas describen. Educar, por tanto, es hacer tomar y retomar conciencia de la ontología nueva que ha entrado ya en el mundo."
La raíz de un pueblo. "El anuncio cristiano es una propuesta que se dirige a la esperanza original del hombre. Todo cristiano, y de modo particular, quién es responsable de una comunidad, está llamado a recuperar la conciencia: somos mandatos a todo hombre para algo que concierne al corazón de su existencia. Tal propuesta no consiste en una simple comunicación verbal, sino en un intercambio de vida. Aún cuando se redujera a palabra, la pasión que la mueve, la mirada que la acompaña, el tono y el acento deberían indicar el deseo de compartir la existencia del otro. Así el anuncio cristiano siempre coincide con el nacimiento de un pueblo. Puede ser un principio casi invisible, irrelevante desde el punto de vista numérico. Pero es una raíz sólida, destinada a desarrollarse, porque es vehículo de una presencia más grande. Ya he citado la frase con la que Jesús lo afirma sin ninguna ambigüedad: "Dónde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos" (Mt 18,20). (S.L) (Agencia Fides 27/7/2005 - Líneas: 36 Palabras: 519)


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