Agosto de 2005: "Por los sacerdotes, los consagrados y consagradas, los seminarista y los fieles laicos de los países de misión dedicados a completar su itinerario formativo en Roma, para que su permanencia en la “Ciudad Eterna” sea ocasión de enriquecimiento espiritual" Comentario a la intención misionera indicada por el Santo Padre a cargo de Su Exc. Mons. Nicholas Cheong Jin-suk, Arzobispo de Seúl (Corea)

miércoles, 27 julio 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Es una gran alegría ver a muchos sacerdotes, seminaristas, religiosos, religiosas y fieles laicos de diversos países de misión estudiando en Roma. Estos jóvenes han elegido "la parte mejor” (Lc 10. 42) para su formación. Roma, la Ciudad Eterna, el corazón del Cristianismo, la escuela eterna de la Iglesia universal, es realmente el puesto ideal para la formación cristiana.
Sin duda también pueden estudiar bien en sus propios países, pero en Roma pueden profundizar y tener la oportunidad de estudiar en institutos académicos célebres. Además del alto nivel de estudios teológicos y científicos que estos estudiantes siguen en los ateneos y universidades pontificias, también pueden cultivar un sentido de cercanía a la Sede de Pedro y a sus sucesores.
El hecho mismo de que residan en la Iglesia de Roma, puede ayudarles a reforzar su fidelidad a la Sede Apostólica, que es "el principio y el fundamento perpetuo y visible de la unidad de la fe y la comunión" (Lumen Gentium 18). Estar físicamente cerca y tener la posibilidad de ver y escuchar personalmente al Pastor Supremo ciertamente favorece la consolidación de la fidelidad a él.
Además en Roma pueden tener una visión más universal de la Iglesia: pueden ver, conocer y vivir muchas experiencias. A la vez que conocen a sus colegas de tantas partes del mundo, los estudiantes pueden sacar beneficios del contacto con distintas realidades eclesiales, y por lo tanto, pueden descubrir nuevos horizontes para la evangelización para realizar en sus propios países con una firme adhesión al Magisterio Pontificio.
En Roma los estudiantes pueden tener experiencia de la herencia de la primera evangelización que los apóstoles Pedro y Pablo y muchos mártires realizaron en los primeros siglos de la Iglesia. Además de la formación en las clases, también pueden aprender de las huellas de las raíces cristianas que están todavía vivas y visibles en muchos lugares de esta Ciudad Eterna. Aquí los primeros cristianos y sus descendientes dieron prueba de su fidelidad a Cristo, proclamando la Buena Nueva, tan sólo con la fuerza de la verdad y el testimonio de su vida en un entorno de hostilidad y persecución.
En Roma los estudiantes también pueden ver las huellas que tantos otros Santos han dejado en la historia del Cristianismo a lo largo de los siglos. Pueden también beneficiarse del encuentro con tantas obras de arte inspiradas en los valores cristianos.
En conjunto, Roma es el lugar más apto para los jóvenes donde poder acrecentar su espíritu misionero para responder mejor a la llamada de trabajar como "cooperadores de la Verdad” sin ningún temor. Nosotros tenemos que animarlos. Tenemos que sustentarlos de todos los modos posibles, especialmente con nuestra oración de modo que puedan obtener un enriquecimiento espiritual durante este tiempo precioso e irrepetible de sus estudios en Roma, haciéndose con eso ellos mismos "todo a todos" (1Cor 9, 22) por amor a la evangelización en sus correspondientes países. Tenemos gran necesidad de trabajadores bien preparados para la gran viña del Señor que está en los países de misión.
Estos son motivo de esperanza, porque representan un signo privilegiado del amor del Señor hacia su querida Iglesia en los países de misión. (+ Nicholas Cheong Jin-suk) (Agencia Fides 27/7/2005, Líneas: 45 Palabras: 597)


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