VATICANO - El Angelus del Papa desde el Valle de Aosta: "En contacto con la naturaleza, la persona encuentra su justa dimensión, se redescubre como criatura, pequeña pero al mismo tiempo única… percibe en el mundo que le rodea la huella de la bondad y la providencia divina y se abre de forma casi natural, a la alabanza y la oración"

lunes, 18 julio 2005

Les Combes (Agencia Fides) - El Santo Padre Benedicto XVI, que desde el lunes 11 de julio se encuentra en Les Combes, en el Valle de Aosta, para un breve período de descanso, rezó la oración mariana del ángelus en la explanada junto a su residencia, dónde se habían reunido los fieles y peregrinos. "Esta pausa veraniega es un don de Dios realmente providencial, después de los primeros meses del exigente servicio pastoral que la Providencia divina me ha confiado" dijo el Papa antes de la oración, después de haber recordado “al amado Predecesor Juan Pablo II” quien durante muchos años pasó en este mismo lugar sus breves estancias veraniegas.
"En el mundo en que vivimos - ha subrayado Benedicto XVI - se convierte casi en una necesidad poder tomar nuevo vigor en el cuerpo y en el espíritu, especialmente para quien vive en la ciudad, donde las condiciones de vida, con frecuencia frenéticas, dejan poco espacio al silencio, a la reflexión y al distendido contacto con la naturaleza. Las vacaciones son, además, días en los que puede haber dedicación más prolongada a la oración, a la lectura y a la meditación sobre los significados profundos de la vida, en el contexto sereno de la propia familia y de los seres queridos. El tiempo de las vacaciones ofrece oportunidades únicas de pausa ante los espectáculos sugestivos de la naturaleza, maravilloso «libro» al alcance de todos, mayores y niños. En el contacto con la naturaleza, la persona reencuentra su justa dimensión, se redescubre criatura, pequeña pero al mismo tiempo única, “capaz de Dios” porque interiormente está abierta al Infinito. Empujada por el interrogante de sentido que le apremia en el corazón, percibe en el mundo circundante la impronta de la bondad y de la providencia divina y casi naturalmente se abre a la alabanza y a la oración.
En los saludos en las diversas lenguas después de la oración del ángelus, el Papa ha agradecido a todos los que le han acogido, la Diócesis de Aosta, toda la comunidad del Valle de Aosta, las Autoridades del Estado, de la Región, del Ayuntamiento. En particular el Santo Padre ha expresado su solidaridad a los trabajadores de algunas industrias locales, que viven el peligro del paro, y ha tenido un particular recuerdo para los enfermos y jóvenes, invitándolos a Colonia para la Jornada Mundial de la Juventud. (S.L) (Agencia Fides 18/7/2005; Líneas: 30 Palabras: 455)


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