EUROPA/ESPAÑA- Tras la aprobación del ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo, los Obispos españoles alzan nuevamente su voz: no ha terminado la lucha de los católicos en defensa del verdadero matrimonio y la familia porque “es un servicio a la verdad, no una moda del momento”

viernes, 15 julio 2005

Madrid (Agencia Fides) - Después de la aprobación de la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo, la voz de los Obispos se ha dejado oír en numerosas ocasiones condenando esta decisión y alertando sobre las terribles consecuencias que traerá a la sociedad española y en el mundo entero. El Arzobispo de Valencia Mons. Agustín García-Gascón, en su carta del 3 de julio, afirma que estamos asistiendo en España la “voladura controlada del matrimonio desde dentro por las leyes de reforma del Código Civil”. Lo que se está haciendo en realidad, según el Arzobispo es hacer desaparecer del Código Civil el matrimonio y “si todo es matrimonio, nada es matrimonio”. “Dinamitar el matrimonio civil es una barbaridad y el tiempo se encargará de demostrar los efectos directos y colaterales de esta irreflexiva e injusta decisión”. Y en carta del 10 de julio insta a los católicos a no dar por terminado el combate por el verdadero matrimonio y la familia porque “su defensa es un servicio a la verdad del ser humano: no es una moda ni opinión del momento”. Por ello afirma que esta reforma realiza por el Código Civil no es inamovible y “quienes defendemos el matrimonio contamos con modos legítimos de defender nuestra postura en el Estado de Derecho”. Ante tanta y mentira y manipulación como se está realizando desde los medios de comunicación, el Arzobispo invita a las familias a que “se hagan presentes en los medios de comunicación y muestren sus argumentos con libertad y sin manipulaciones”.
Mons. Manuel Ureña, Arzobispo de Zaragoza, en una carta del 11 de julio, titulada “Sobre la autonomía legitima e inalienable del matrimonio y la familia” afirma que una sociedad avanza segura cuando respetando los derechos subjetivos que asisten a los individuos, defiende y protege la verdad objetiva de las instituciones de las que depende el que esa sociedad se mantenga en pie. Pero cuando no se observa este principio se cae en una subjetivización de las instituciones naturales objetivas lo que trae consecuencias deplorables, como ocurrirá en España. Por ello, afirma el Arzobispo “es necesario oponerse a estas leyes injustas por todos los medios legítimos que el Estado de derecho pone a disposición de los ciudadanos”.
También el Arzobispo de Oviedo, Mons. Carlos Osoro, ha escrito una carta pastoral sobre le tema, con fecha 4 de julio en la afirma que hay momentos en la historia en que parece que prevalecen las fuerzas del mal como ocurre en estos momentos en los que asistimos “a una contaminación de las ideas y de las costumbres que pueden llevar a la destrucción del hombre”, un momento en que “la verdad y la mentira están en lucha y la falsedad se presenta con apariencias de verdad”. “El matrimonio está orientado al futuro porque es el único lugar idóneo para la generación y la educación de los hijos” continua Mons. Osoro. Por ello, “conculcando estos principios naturales estamos construyendo una sociedad que vive cerrando los ojos al futuro”. Realiza un llamamiento el Arzobispo a buscar la verdad sobre el matrimonio y la familia y a disponernos a “defender la verdad del hombre que tiene también su revelación en la familia, yendo incluso contra corriente delas opiniones que circulan o de las formas que se instauran imperativamente u sin consenso en la sociedad”.
“La familia protagonista” es el título de la carta pastoral de Mons. José Sánchez González, Obispo de Sigüenza-Guadalajara, en la recuerda que “los argumentos para excluir del matrimonio a dos personas del mismo sexo o para que su posible unión o asociación no se llame ni sea matrimonio, provienen de la misma naturaleza del matrimonio acreditada por la tradición jurídica universal”. Subraya además que “mantener estos principios no es ir en contra de los homosexuales sino a favor de las instituciones del matrimonio y la familia”. Las personas homosexuales pueden exigir que se respete su dignidad y sus derechos, pero “no pueden exigir cambiar la naturaleza de las cosas”. Recuerda además un aspecto del matrimonio con frecuencia olvidado que es su condición de institución pública, social, básica. Esto es, “no es un asunto puramente privado, sino que tiene una función social” y por tanto, no puede estar al arbitrio de una pareja de tal modo que esta pueda establecer la naturaleza, condiciones exigencias y fines del mismo”. (RG) (Agencia Fides 15/7/2005 Líneas: 52 Palabras: 762)


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