EUROPA/GRAN BRETAÑA - Una reflexión del Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias, p. John Dale, a una semana del atentado de Londres: "Aunque en esos momentos nuestros sentimientos eran contrarios, para nosotros era fundamental saber que Jesús estaba allí, y sufría con todos"

miércoles, 13 julio 2005

Londres (Agencia Fides) - "El 7 de julio ha sido un día terrible para el país y en particular para Londres. Después del regocijo por la asignación de las Olimpiadas, las grandes esperanzas por el G8 y sobre todo después de la abarrotada marcha de protesta contra la pobreza, que se realizó en Escocia, guiada por los Cardenales Patrick O'Brien (Arzobispo de Saint Andrews and Edinburgh) y Cormac Murphy O'Connor (Arzobispo de Westminster), las mentes y los corazones de las personas fueron devastados.
Los que se vieron implicados en la tragedia estaban obviamente confundidos y perdidos, pero los servicios de emergencia fueron sumamente profesionales en la respuesta, acompañando hasta el hospital a los heridos, ayudando a los otros a volver a sus casas o al trabajo, e iniciando su minucioso trabajo de verificar la verdadera proporción de los daños provocada por este malvado y terrible acto, y buscar a los supervivientes. Como siempre, les debemos nuestro más sentido agradecimiento.
Muchos acudieron al lugar y casi sintiéndose desafiados, se animaron unos a otros. Parecia como si un profundo silencio se hubiera cernido sobre Londres por algunas horas después de las bombas, roto solamente por las sirenas de los coches de emergencia y las personas que hablaban en voz baja. El sentido de "fraternidad” era muy intenso y sumamente necesario.
Estábamos experimentando el mal, pero en el espíritu humano hay gran esperanza y la convicción de que no vencerá nunca. Personas de todas las creencias y no creyentes han murieron o sufrieron heridas. Sus vidas y las de sus parientes ya no podrán ser las mismas, pero del mismo modo, personas de todas las creencias y no creyentes están demostrando que hemos sido creados para un mundo construido en el Amor.
Aunque en aquellos momentos nuestros sentimientos eran contrarios, para nosotros fue fundamental saber que Jesús estaba allí, sufriendo con todos. Lo que nos ha ayudado enormemente ha sido el apoyo de correos electrónicos y llamadas que hemos recibido desde las Obras Misionales Pontificias de todo el mundo, verdaderamente nuestros mejores amigos.
Hoy, a pocos días de distancia, debemos recordarnos a nosotros mismos que para muchas otras personas este tipo de trágicos acontecimientos constituyen gran parte de su existencia cotidiana y rezamos por ellos". (P. John Dale) (Agencia Fides 14/7/2005 Líneas: 33 Palabras: 416)


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