VATICANO - Documento conclusivo del Primer Encuentro Internacional de pastoral para la liberación de las mujeres de la calle: unir las fuerzas para informar, educar y actuar

lunes, 11 julio 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Incluir los temas que conciernen a la explotación sexual, al tráfico y contrabando de seres humanos entre los temas tratados durante las visitas ad limina de los Obispos; promover en escuelas y parroquias programas educativos sobre sexualidad, respeto recíproco y sanas relaciones interpersonales, a la luz de la Palabra de Dios y de la Doctrina moral de la Iglesia; reforzar la red de todas las realidades que trabajan en la pastoral en este campo: son algunas recomendaciones expresas en el Documento final, enviado a Fides, del Primer Encuentro internacional de pastoral para la liberación de las mujeres de la calle, promovido por el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, que ha tenido lugar en Roma el 20 y 21 de junio.
El Documento recuerda que la explotación sexual de las mujeres y menores es una cuestión que concierne a toda la sociedad, no sólo a las mujeres; qué es necesario centrar la atención en el "cliente" como uno de los elementos del sistema "consumista" que están en la base del comercio del sexo y que la sociedad tiene el deber de ofrecer recursos alternativos para apoyar a las personas que tratan de "abandonar la calle".
Entre los puntos clave evidenciados en el documento, que resume el intenso trabajo de los dos días del Congreso, se subraya ante todo que "la prostitución es una forma de esclavitud moderna" en sensible aumento. Muchas mujeres de la calle que se prostituyen, en el llamado Primer Mundo, vienen del Segundo, Tercero y Cuarto Mundo. En Europa y en otros lugares muchas de ellas han sido víctimas del tráfico procedente de otros países para dar respuesta a una creciente demanda de "consumidores". La organización Internacional del Trabajo (OIT) considera que actualmente hay 12,3 millones de personas esclavizados en el trabajo forzado y que cerca de 2,4 millones de estas son víctimas del tráfico, fenómeno que permite a los organizadores, una entrada anual - se dice - de 10.000 millones de dólares USA.
El Congreso también ha delineado la figura de la "víctima" de este comercio: es un ser humano, que grita en muchos casos para recibir ayuda, ya que vender el propio cuerpo en la calle no es lo que elegiría voluntariamente hacer. Busca relaciones, amor, seguridad, afecto, afirmación, un futuro mejor para si y su familia. Desea huir de la pobreza y de la falta de oportunidad de éxito, y construirse un futuro. También el "cliente" tiene problemas bien arraigados ya que, en cierto sentido, él también es un esclavo. Una gran parte de estos supera los 40 años de edad, pero se ven implicados un creciente número de jóvenes entre los 16 y 24 años. De los análisis se desprende que un número cada vez mayor de hombres busca a las prostitutas más para una experiencia de total dominio y control sobre una mujer que por satisfacción sexual. El "cliente" debe pues recibir algo más que una condena social y afrontar el pleno rigor de la ley, pero debe también ser ayudado a solucionar sus problemas más profundos.
La tarea de la Iglesia en este delicado contexto es promover la dignidad humana de las personas explotadas en la prostitución, perorar su liberación, incluso dando a tal fin un apoyo económico, educativo y formativo. Además la Iglesia debe denunciar las injusticias y la violencia perpetradas contra las mujeres de la calle, en cualquier lugar y cualquier circunstancia, invitando a sustentar la dignidad humana poniendo término a la explotación sexual. Se necesita una renovada solidaridad en la Iglesia y entre las Congregaciones religiosas, los movimientos laicales, las instituciones y las asociaciones para dar mayor "visibilidad" y atención a la cura pastoral de las mujeres explotadas. Además son necesarios programas de formación para los trabajadores pastorales, para desarrollar competencias y estrategias para combatir la prostitución y el tráfico de seres humanos. El documento también reconduce una serie de propuestas que conciernen a la acción de la Iglesia, de las Conferencias Episcopales, de los Institutos Religiosos y los temas de la educación, de los servicios, de las relaciones con las personas implicadas. (S.L) (Agencia Fides 11/7/2005, Líneas: 49 Palabras: 712)


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