VATICANO - El Papa a los Obispos de Zimbabwe: “En vuestra predicación y en vuestras enseñanzas los fieles deberían de poder oír la voz del Señor mismo; una voz que habla con autoridad de lo que es justo y es verdadero, de paz y de justicia, de amor y de reconciliación”

lunes, 4 julio 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “¡Que vuestra peregrinación por las Tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo y este encuentro con el Sucesor de Pedro sean para todos vosotros un incentivo para una unidad cada vez mayor en la causa del Evangelio y en el servicio al Reino de Dios!” Éste el deseo que el Santo Padre Benedicto XVI manifestó a los Obispos de Zimbabwe, a los que recibió en audiencia el pasado sábado día 2 de julio con ocasión de su visita ad limina Apostolorum.
Las recientes elecciones en Zimbabwe han sido la base de un nuevo inicio en el proceso de reconciliación nacional y de reedificación moral de la sociedad, afirmó el Papa, apreciando la contribución ofrecida por los Obispos con la Declaración Pastoral Conjunta. “Como habéis justamente observado en esta Declaración -prosiguió diciendo Benedicto XVI- la responsabilidad del bien común exige que todos los miembros del cuerpo político cooperen a la hora de poner sólidos cimientos morales y espirituales para el futuro de la nación”. A través de esta Declaración y de la más reciente Carta Pastoral “El grito de los Pobres”, “habéis conseguido que la sabiduría del Evangelio y la rica herencia de la doctrina social de la Iglesia tuvieran una influencia sobre el pensamiento y los juicios prácticos de los fieles, tanto en su vida cotidiana como en sus esfuerzos por actuar como miembros rectos de la comunidad”. El Santo Padre animó a los Obispos “a que ofrezcan una guía clara y unida”: “En vuestra predicación y en vuestras enseñanzas los fieles deberían poder oír la voz del Señor mismo, una voz que habla con autoridad de lo que es justo y es verdadero, de paz y de justicia, de amor y de reconciliación; una voz que puede consolarles en las dificultades e indicarles el camino de la esperanza”.
Aun atravesando momentos difíciles, la Iglesia de Zimbabwe encuentra motivo de alegría en las numerosas comunidades vibrantes de fe, en las abundantes vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa y en un laicado empeñado que se dedica a varias obras de apostolado. “Estos dones de la gracia de Dios son al mismo tiempo una consolación y un desafío para una catequesis cada vez más profunda e integrada dirigida a formar a los fieles para vivir plenamente su propia vocación cristiana”, subrayó el Santo Padre, exhortando a los Obispos a garantizar “a todos los fieles una preparación sobre el catequismo completa y apropiada y a cumplir cualquier paso que sea necesario para procurar una educación más sistemática de los catequistas”. Deteniéndose en la formación de los futuros sacerdotes, Benedicto XVI aconsejó apoyar a los seminarios nacionales “en su férvida labor de ofrecer a los seminaristas una adecuada formación humana, espiritual, doctrinal y pastoral” y sugirió la promoción de un programa de acompañamiento espiritual, pastoral y humano” para el clero más joven. Por último aconsejó reforzar la identidad religiosa de las escuelas católicas “por el bien no sólo de sus estudiantes sino de toda la comunidad católica de vuestro país”.
Al término de su discurso el Papa pidió a los Obispos que “una vez de regreso a su tierra natal, reforzados en la fe y en el vínculo de la comunión eclesial, cooperasen generosamente al servicio del Evangelio para que la luz de la Palabra de Dios resplandeciera cada vez más luminosamente en la mente y en el corazón de los católicos de Zimbabwe, inspirándoles un amor más profundo por Cristo y un empeño más decidido para la difusión de su Reino de santidad, justicia y verdad”. (S.L.) (Agencia Fides 4/07/05)


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