OCEANIA/PAPUA NUEVA GUINEA - "El 70% de los servicios educativos en el país están administrados por las Iglesias cristianas. Trabajamos para construir una Iglesia completamente autóctona": habla a Fides Mons. Francesco Sarego, Presidente de la Conferencia Episcopal de Papua Nueva Guinea e Islas Salomón

viernes, 24 junio 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Trabajamos para hacer penetrar el Evangelio en el corazón del hombre y la cultura, para construir una Iglesia completamente autóctona", dice a la Agencia Fides Mons. Francesco Sarego, italiano, Obispo de Goroka y Presidente de la Conferencia Episcopal de Papua Nueva Guinea e Islas Salomón. Desde Roma para la usual visita ad limina apostolorum, el Obispo describe en un coloquio con Fides el rostro del país y la situación de la Iglesia.
Mons. Sarego dice: "Es un país de los dos aspectos principales: las zonas costeras y las montañosas. Por consiguiente también entre la población, fraccionada en clanes y tribus, se advierte una gran diferencia a nivel de carácter y cultura. El país ha sido meta de grandes migraciones desde Malasia e Indonesia. Siempre ha sido esencialmente agrícola (para el 85%) y no existe un sistema industrial desarrollado. El descubrimiento de filones de minerales ha incentivado la industria de la extracción que es renta anual de grandes multinacionales, de Estados Unidos, China, Australia, con grandes beneficios y explotación de las materias primeras y una depauperación de la nación."
El Obispo continúa con un recorrido histórico: "Después de los viajeros europeos del 1500, la isla fue descubierta por el occidente en 1880 y colonizada: en la parte Norte de la isla, llamada Nueva Guinea, llegaron los colonos alemanes; en la parte sur llamada Papua, se establecieron asentamientos ingleses. En 1920 la isla se convirtió en protectorado de Australia. Con los europeos, llegaron los primeros misioneros católicos y protestantes. Desde 1882 han ido llegado los Maristas, los Misioneros del Sagrado Corazón, el PIME, Misioneros del Verbo Divino. La Iglesia se dedicó ya desde los primeros años al servicio en el campo de la educación, salud y evangelización de las diversas tribus indígenas. Con la Segunda Guerra Mundial y la invasión japonesa, hubo grandes daños para las Iglesias cristianas que sufrieron la matanza de 333 misioneros cristianos, de los que 198 eran católicos, entre sacerdotes y religiosas. Después de la guerra la Iglesia inició el trabajo de reconstrucción, con escuelas y servicios sociales."
"En 1975 - continúa el Obispo - con la independencia, Papua y Nueva Guinea fueron unificadas en una única nación. Hoy el país continua sintiendo muy furte la influencia australiana y no es todavía autosuficiente. Falta una clase dirigente local y se procede a menudo todavía con una lógica colonial."
Sobre la situación de la Iglesia Mons. Sarego se muestra optimista: "La pastoral es muy viva, aunque no falta el fenómeno de la secularización. Es importante el dato de que en la actualidad las Iglesias cristianas administran el 70% de la educación impartida en el país. El desarrollo social y cultural que ha alcanzado la nación se debe en gran parte, a la aportación de las Iglesias cristianas, muy comprometidas en el campo social. Entre los desafíos, debería mejorar la aportación de los laicos para la creación de una Iglesia completamente autóctona. La inculturación de la fe es más que nunca necesaria. El Evangelio no puede ser una imposición del exterior, sino que debe penetrar en el corazón del hombre y la cultura."
"Los frutos abundantes que he visto en 35 años de servicio en Papua Nueva Guinea - concluye el Obispo - se deben en gran parte, a la dedicación de los misioneros." (PA) (Agencia Fides 24/06/2005 Líneas: 43 Palabras. 593)


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