AFRICA/CONGO RD - Dramático testimonio de Luhwinja y Burinyi en el sureste del Congo, dónde la guerra no termina nunca: debemos pedir ropa vestidos para cubrirnos, mientras que nuestro país es tan rico"

martes, 21 junio 2005

Bukavu (Agencia Fides) - Es uno de los numerosos "conflictos olvidado” del que nadie se ocupa. Se trata del conflicto en el sur Kivu, al sureste de la República Democrática del Congo, dónde a pesar de los acuerdos de paz, grupos de guerrilla siguen aterrorizando la población civil. Ha llegado a la Agencia Fides el testimonio desde Luhwinja y Burinyi, dos localidades situadas al suroeste de Bukavu, en la provincia del Sur-Kivu. Están constituidas por colinas con abundante vegetación y una gran extensión de selva. En este paisaje paradisíaco, la población ha vivido pacíficamente durante mucho tiempo, dedicándose a la agricultura, a la cría del ganado y a la búsqueda de minerales en la selva. He aquí el testimonio de un habitante del lugar:
"Es desconcertante ver que hoy, en Burhinyi y Luhwinja, un gran número de familias sufre la malnutrición. Da pena constatar el cambio, a causa de la falta de comida, del aspecto de los hombres y las mujeres, en el pasado muy dinámicos. Parece lejano el tiempo en que los habitantes de Burhinyi ofrecían a la población de Bukavu lo esencial de su alimentación (mandioca, plátanos, patatas, calabazas, judías…).
Muchas familias están sin padres y los huérfanos, abandonados a si mismos, se alimentan malamente, apenas consiguen para vestirse, sufren sobresaltos de angustia en el sueño, se agitan incluso por un simple ratón. El miedo se ha apoderado de todos, y los espíritus han perdido la tranquilidad. Para minimizar los riesgos de masacres de toda la familia, los miembros duermen en lugares diferentes, de modo que quien sufre un ataque pueda llamar a los otros en su ayuda. Nuestra pobreza es tal que debemos pedir los vestidos para cubrirnos, mientras nuestro país es rico; ¡nuestra desgracia es grande!
Todo esto es el resultado de la ausencia de paz y del deliberado desprecio de los derechos humanos.
Los grupos armados presentes maltratan sádicamente a los habitantes, a cualquier hora del día y de la noche. Si un autóctono siembra judías, al acercarse el tiempo de la cosecha, estos "Warugaruga" se llevan todos los productos del campo y recogen allí donde nunca han sembrado. Les hemos dado este nombre infamante, porque son hostiles a la paz y al desarrollo.
Aunque la población ya no tiene recursos, ellos siguen exigiendo de cada familia una cuota semanal: toda persona adulta tiene que darles cinco zanahorias de mandioca o diez plátanos maduros o piñas. Obligáis por el miedo y por el instinto de conservación de la vida, las familias han aceptado esta humillación."
En la zona actúan dos grupos armados, ligados a intereses extranjeros que explotan los recursos minerales locales, según refieren los testimonios locales: "En el pasado, nosotros extraíamos el oro y el casiterita y eso nos permitía completar la renta de los campos y la cría. Hoy, buscar el oro es una empresa demasiado peligrosa. Vientre hambriento no tiene orejas, se dice. Así, debido a la profunda miseria, algunos atrevidos desafían las prohibiciones, yendo a buscar en la selva el oro y otros minerales. Parten de Luhwinja el lunes, caminan tres días y tres noches antes de llegar a los lugares mineros, dónde trabajarán al menos durante tres semanas y encuentran lo que la suerte les depare. Son obligados a dar a los Warugaruga, cada semana, un porcentaje de los minerales encontrados. En las barreras en el camino de vuelta a casa, tendrán que reponer 1 kg sobre 5. Si tienen suerte, dejan el 10% en cada barrera y pueden llegar a Bukavu con el resto". (L.M) (Agencia Fides 21/6/2005 Líneas: 44 Palabras: 618)


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