VATICANO - "El Señor se inclina con premura hacia nuestra pequeñez e indigencia que nos llevaría a retirarnos temerosos": catequesis del Papa sobre el Salmo 112

miércoles, 18 mayo 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "El Salmo 112 es un breve himno que en el original hebreo sólo consta de unas sesenta palabras, caracterizadas todas por sentimientos de confianza, de alabanza, de alegría." Durante la audiencia general de esta mañana en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre, Benedicto XVI, ha comentado el Salmo 112 - Alabad el nombre del Señor- Primeras Vísperas del domingo de la III semana (Lectura: Sal 112,1-4.7.9).
"La primera estrofa exalta 'el nombre del Señor' que - como es sabido - en el lenguaje bíblico indica a la persona misma de Dios, su presencia viva y operante en la historia humana. Por tres veces, con insistencia apasionada, resuena 'el nombre del Señor' en el centro de la oración de adoración. Todo el ser y todo el tiempo - 'de la salida del sol hasta su ocaso', dice el Salmista - es involucrado en una única acción de gracias" ha explicado el Santo Padre en su catequesis. La segunda parte del Salmo celebra la trascendencia del Señor. Se proclama: el Señor ‘es excelso’, se ‘sienta en las alturas… "La mirada divina se dirige a toda la realidad, a los seres terrenos y a los celestes. Sin embargo, sus ojos no son altaneros, como los de un frío emperador."
En la última parte del Salmo la atención se desplaza desde las alturas celestes al horizonte terrenal. "El Señor se abaja con premura hacia nuestra pequeñez e indigencia que nos empujaría a retirarnos temerosos. Él apunta directamente con su mirada amorosa y con su compromiso eficaz hacia los últimos y los pobres del mundo… Dios se inclina sobre los pobres y sufrientes para consolarlos."
"A la mujer sola y estéril, humillada por la antigua sociedad como si fuera una rama seca e inútil, Dios le da el honor y la gran alegría de tener muchos hijos. El Salmista, por lo tanto, alaba a un Dios bien distintos de nosotros en su grandeza, pero a la vez, muy cerca de sus criaturas que sufren. Es fácil intuir en estos versículos finales del Salmo 112 la prefiguración de las palabras de Maria en el Magnificat, el cántico de las elegida de Dios que se "fija en la humildad de su Sierva". (S.L) (Agencia Fides 18/5/2005, Líneas: 26 Palabras: 398)


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