VATICANO - En el Regina Cæli el Papa subraya la unión que existe en la Iglesia entre el Espíritu y la institución: "Sin el Espíritu Santo, la Iglesia se reduciría a una organización meramente humana, bajo el peso de sus propias estructuras"

lunes, 16 mayo 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - al término de la Celebración Eucarística de la ordenación de 21 nuevos sacerdotes para la Diócesis de Roma, el Santo Padre Benedicto XVI se asomó ayer a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano para recitar el Regina Cæli con los numerosos fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro. El Papa invitó a dar gracias a Dios "por el don de los nuevos presbiterios" y a pedir para que "en Roma y en todo mundo entero florezcan y maduren numerosas y santas vocaciones sacerdotales."
"La feliz coincidencia entre Pentecostés y las Ordenaciones Presbiterales me invita a subrayar el lazo indisoluble que existe, en la Iglesia, entre el Espíritu y la institución- continuó Benedicto XVI -. Ya lo señalé sábado pasado, al tomar posesión de la cátedra de obispo de Roma, en San Juan de Letrán. La cátedra y el Espíritu son realidades íntimamente unidas, al igual que el carisma y el ministerio ordenado. Sin el Espíritu Santo, la Iglesia quedaría reducida a una organización meramente humana, bajo el peso de sus mismas estructuras. Asimismo, por su parte, el Espíritu, en los planes de Dios, se sirve habitualmente de las mediaciones humanas para actuar en la historia. Precisamente por este motivo Cristo, que constituyó su iglesia sobre el fundamento de los apóstoles unidos alrededor de Pedro, la enriqueció con el don de su Espíritu, para que a través de los siglos la consuele y la guíe hacia la verdad completa. ¡Que la comunidad eclesial pueda permanecer siempre abierta y dócil a la acción del Espíritu Santo para ser entre los hombres signo creíble e instrumento eficaz de la acción de Dios!”
Antes de la oración el Santo Padre invitó a confiar este deseo a la intercesión de la Virgen Maria, contemplada en el misterio glorioso de Pentecostés, para que "obtenga una renovada efusión del Espíritu sobre la Iglesia de nuestros días". (S.L) (Agencia Fides 16/5/2005; Líneas: 25 Palabras: 363)


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