ASIA/FILIPINAS - Apremian reformas políticas y económicas eficaces: llamamiento de los Obispos filipinos ante las condiciones de pobreza y paro del pueblo

miércoles, 11 mayo 2005

Manila (Agencia Fides) - Pobreza y paro asedian el país: por este motivo, los Obispos filipinos animan a las autoridades a promover reformas políticas y económicas más eficaces para salir al encuentro de las exigencias de la población.
Tres Obispos del archipiélago, Mons. Julio Labayen, Obispo en la Prefectura de Infanta, Mons. Antonio Tobias, Obispo de Novaliches y Mons. Deogracias Iniguez, Obispo Kalookan, han afirmado en un comunicado que si el gobierno no cambia completamente su política económica se podría producir una nueva sublevación popular, dado que la corrupción y la miseria están estrangulando el país y el descontento social crece de modo exponencial. Bajo acusación hay también una política de excesiva liberalización, privatización y desregulación, mientras que el país padece un aumento de los precios y una mayor imposición fiscal.
Mientras tanto la Presidenta Arroyo se encuentra por un lado que debe hacer frente a grupos terroristas cuyo objetivo parece ser desestabilizar el país, y por otro, se ve obligada a poner remedio a una crisis económica que atenaza la nación
Según una reciente investigación del observador independiente "Social Weather Stataion", un tercio de la población filipina no tiene comida suficiente para nutrirse de modo adecuado. El 29% de los filipinos entrevistados han señalado además que la preocupación cotidiano principal es la de llevar a casa la comida necesaria para alimentarse. Según las consideraciones de la Banca Mundial el 42,39% de los filipinos viven por debajo del umbral de la pobreza con menos de dos dólares al día (1,54 euros). El objetivo del Gobierno es aumentar la producción para satisfacer las necesidades alimenticias del país para los próximos cinco años, pero de momento los resultados no se dejan ver.
Las últimas estadísticas afirman que el 21% de las familias, de los cuales el 44% se encuentran en el grupo de renta más débil, no tienen la posibilidad de disfrutar de electricidad y el 38% de los habitantes no posee una vivienda.
Mientras el paro no parece disminuir. Según las consideraciones oficiales del National Statistics Office, en el 2002 Manila contaba con 3,4 millones de parados y 4,6 millones de subempleados, mientras que datos más recientes confirman un ulterior aumento del paro. Por ello, más de 100.000 filipinos cada año abandonan el propio país en busca de un empleo en el extranjero y una de cada tres familias en el área metropolitana de Manila cuenta para su propia supervivencia con las remesas enviadas desde el extranjero. Actualmente son unos 8 millones los filipinos que viven y trabajan fuera del país, y que proveen dinero vital para la economía interior.
Para intentar sanar la economía del país, Gloria Macapagal Arroyo ha lanzado una campaña bajo la insignia de la austeridad, cortando numerosos beneficios reservados a los políticos y pidiendo sacrificios a la población. En su programa político Arroyo ha puesto como puntos principales: la eliminación de la pobreza dentro de un década, la lucha contra la corrupción, la realización de reformas políticas. Pero en el último quinquenio la economía ha empeorado y el número de pobres ha crecido. Las incertidumbres políticas y económicas han tenido mientras tanto connotaciones negativas incluso en la percepción del País de parte de inversores extranjeros. No es por casualidad que las inversiones directas extranjeras (Ide) ha padecido una tendencia negativa que todavía no se ha conseguido cambiar. (PA) (Agencia Fides 11/5/2005 Líneas: 43 Palabras: 573)


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