ASIA/THAILANDIA - Son más de 800.000 al año las víctimas del tráfico de seres humanos, nueva plaga de escala mundial

lunes, 9 mayo 2005

Bangkok (Agencia Fides) - Es una auténtica plaga a escala mundial, extendida por todos los continentes, y que debe movilizar una lucha a nivel internacional. El tráfico de seres humanos es una cuestión emergente en el ámbito de la salvaguardia de los derechos humanos en el nuevo milenio. Se ha discutido sobre ello en un Congreso que se tuvo a finales de abril en Bangkok, organizado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Prevención del Crimen y para la Justicia. Las consideraciones del fenómeno son muy difíciles, porque se mueve en el ámbito de la ilegalidad absoluta, pero se piensa que son al menos 800-900.000 las víctimas de este tráfico al año, obligadas a atravesar ilegalmente las fronteras internacionales. Se trata, en su mayoría, de mujeres y niños que son vendidos como esclavos para fines sexuales, han explicado los expertos participantes en el Congreso, en el que ha participado, en calidad de representante de la Santa Sede, el Nuncio Apostólico en Tailandia, Mons. Salvador Pennacchio.
Es un desafío que afecta a casi todas las naciones del mundo: el turismo sexual es la principal fuerza motriz del tráfico de seres humanos que sigue prosperando porque los gobiernos de muchos países toleran su existencia. La corrupción y complicidad de algunos funcionarios de gobierno representan un serio problema.
Según consideraciones del Departamento de Estado americano, el tráfico de seres humanos produce a las redes criminales entre 7 y 10 mil millones de dólares al año. La mafia organizada, los gestores de la prostitución y la policía corrompida utilizan los beneficios de este tráfico para financiar otras actividades ilegales. Las víctimas son generalmente personas pobres y vulnerables, que tratan desesperadamente de mejorar las condiciones de vida para si y para sus familias. "La esclavitud es una mancha en nuestra historia", han dicho los participantes del Congreso.
En su intervención en el Congreso ONU, Mons. Pennacchio subrayó la necesidad de instituir un sistema nacional e internacional de justicia criminal que identifique no sólo a los criminales sino también a las víctimas del tráfico de seres humanos. Mons. Pennacchio relacionó después el fenómeno al del tráfico de armas, que alimenta la criminalidad y el terrorismo, y sobre todo a la corrupción, que erosiona los valores fundamentales de la sociedad y mina la convivencia democrática y pacífica entre las naciones. "Es crucial - dijo el Nuncio - que segmentos de la política y de la magistratura cooperen con la sociedad civil y con los mass-media para combatir contra la corrupción."
El Nuncio también ha subrayado como los escenarios de conflicto o aquellos en los que hay desplazados, como consecuencia de tragedias naturales, constituyen una "reserva" para los traficantes de seres humanos, y ha pedido el compromiso de las Naciones Unidas y de los gobiernos para tutelar a las poblaciones golpeadas por conflictos o desastres naturales.
También el Papa Benedicto XVI, al recibir el 7 de mayo a los Obispos de Sri Lanka, condenó el tráfico de seres humanos que golpea a la parte más débil del mundo. "No debemos ahorrar ningún esfuerzo - ha dicho el Pontífice - para empujar a las autoridades civiles y a la comunidad internacional a luchar contra los abusos y a ofrecer a los más jóvenes la protección legal que necesitan." (PA) (Agencia Fides 9/5/2005 Líneas: 41 Palabras: 559)


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